La educación en
los valores es un tema que siempre ha sido clave en la reflexión
de padres y educadores, pero que en la actual situación del humanismo
y de la realidad social en la que vivimos adquiere una muy especial significación.
Para el ser humano un "valor"
es aquello que desea y que busca en función de sus necesidades,
es decir, en función de lo que es y de los que sueña y quiere
llegar a ser. Valores e identidad son en consecuencia , dos realidades
inseparables.
Una formación plena, que
permita configurar la identidad del ser humano en crecimiento, no puede
desvincularse o prescindir de una seria y bien planificada educación
en los valores.
Valores y educación forman
una unidad inseparables difícilmente separables. Un interrogante
en el orden práctico se hace presente, de forma permanente, sin
posibilidades de eludir: ¿Qué valores?.
La respuesta a este interrogante
dependerá del proyecto de autorrealización individual que
cada ser humano hace de sí mismo y de su propia vida.
En la etapa de educación
infantil, dada la inmadurez del niño o niña en estos momentos,
corresponde a los padres decidir sobre los valores en los que van a basar
la educación de sus hijos. Así, en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos (ONU 10-XII-1948) de modo expreso afirma
que los "padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de
educación que habrá de darse a sus hijos"(art.26.3). En
el mismo sentido y no en menor grado se recoge en nuestra Constitución
(art.27.3).
El fundamento de esta unanimidad
internacional parece evidente: Nadie mejor que quienes han dado la vida
inacabada al ser humano, decidan entre múltiples opciones, el sentido
y direccionalidad de su acabamiento, mientras el sujeto carezca de la
capacidad suficiente para decidir.
De hecho, el protagonismo de los
padres, y más en la etapa de educación infantil, es insustituible.
A ellos corresponde como ya hemos indicado, lo mismo en la familia como
en centro escolar, decidir educativo o lo que es lo mismo, el conjunto
de valores que den sentido y finalidad a la educación integral
de sus hijos. Es decir, al conjunto de valores que perfeccionen todas
las dimensiones del hombre.
El conjunto de valores que perfeccionan
todas las dimensiones de hombre, lo mismo en lo material que en lo espiritual
y en lo individual como en los social, podemos agruparlos de la siguiente
forma:
Valores biológicos.
Como el alimento, la salud, correspondiente a la dimensión material
o biológica del hombre, se presenta como necesidades primordiales
cuya deficiencia acarrearía deficiencia de la misma educación.
Valores Intelectuales. El
conocimiento, la creatividad, el razonamiento, etc. originan el mundo
cultural, al cual el niño o niña tiene acceso por medio
de la selección y valoración de sus padres.
Valores Ecológicos.
El cuidado, respeto y aprecio del medio en el que se desenvuelve la vida
es un aspecto ineludible desde los primeros años de vida.
Valores Morales. El respeto,
la tolerancia, la solidaridad, la verdad, son los pilares de las relaciones
afectivas con el mundo y con los demás.
Valores Religiosos. Son
propios de los creyentes, y su presencia o no en la educación a
estas edades corresponde a los padres.
Educar en los valores, será,
acompañar a nuestros hijos, en el proceso de respuesta libre y
personal sobre su propia identidad y sobre los horizontes y metas que
busca para su felicidad, lo cual le generará los valores en los
que creer y la necesidad de integrarlo en su comportamiento cotidiano.