De los 18 meses en adelante,
los niños y niñas experimentan temores de distintos tipos.
No debemos tomarnos a la ligera estos temores, por ridículos que
nos parezcan, ni preocuparnos excesivamente de ellos. Hagámosle
frente, explicándole de la forma mejor posible como puede solucionar
el problema que tiene y porqué no debe tener miedo, hacia los hechos,
fantasmas, etc. que se le presentan, apoyémosle conforme va haciendo
frente a estos miedos o temores y alentemos para que poco a poco vaya
afrontando el temor y haga todo lo que pueda para ayudarlo.
Si el niño o niña
es propenso a pesadilla debemos evitar los cuentos de miedo a la hora
de acostarlo y debemos vigilar cuidadosamente la programación de
televisión que ve el niño o niña. Si el niño
o niña se siente seguro con un muñeco o animal de fieltro
con el que se acuesta por las noches no lo desapruebe, poco a poco, conforme
vaya teniendo más seguridad en sí mismo irá haciéndole
menos falta y desprendiéndose de él.
El alivio de los temores requieren
de su presencia, acuda al lado de su hijo, abrácelo y siéntese
a su lado. Los ejercicios de respiración profunda pueden ayudar
a su hijo a relajarse en muchas situaciones. Frotarle la espalda también
sirve.
Si deja a su hijo al cuidado de
alguien, no lo deje dormido si no conoce a la persona que va a cuidarlo,
explíquele la situación y preséntelo a la persona
que va a cuidarlo mientras que usted esté ausente. No salga a hurtadillas
cuando el niño o niña está aún despierto.
Es mejor hacer frente a las lágrimas que por lo general desaparecerán
al poco tiempo. Deje a su hijo y a la persona que va a cuidarlo realizando
una actividad agradable antes de marcharse. Familiarice a la persona que
va a cuidarlo de sus rutinas a la hora de dormir con la debida antelación.
Si tiene miedo a la oscuridad
deje que entre luz en la habitación del niño o niña
cuando éste este en la cama. Puede comprar autoadhesivos (estrellas,
lunas, etc.) que brillen con la oscuridad, y adherirlos al techo de la
habitación del niño o niña. Apague las luces de la
habitación y escuche junto a su hijo los ruidos de la noche, tratando
de identificar entre los dos de donde proceden, puede ayudarle de este
modo a ir perdiendo el temor a la oscuridad. También puede enseñarle
un poema o una canción que pueda utilizar para calmarse cuando
sienta miedo a la oscuridad.
Otro tipo de temores que suele
aparecer en los niños y niñas es el miedo a las sombras.
Busque la fuente de la sombra y muéstresela durante el día
o con la luz encendida, lo más eficaz es hacer que las sombras
se vuelvan interesantes y divertidas para el niño o niña
y no temibles, para conseguir esto juegue con su hijo al juego de hacer
sombras con los dedos, juegue a las siluetas enfocando una sombra sobre
un trozo de papel blanco colocado en la pared y colorear la silueta proyectada.
Muestre mientras juega en un día soleado, muéstrele cómo
él también puede proyectar una sombra.
Si su hijo tiene miedo a los monstruos
y a otros seres malvados, en primer lugar reduzca o elimine los programas
de televisión o dibujos animados violentos. Si sus temores continúan
destruya con la ayuda de su hijo a los monstruos. Consiga una bolsa de
papel grande para capturar a las "criaturas terroríficas", y junto
con su hijo llévelas al lugar donde dice que está, ciérrela
y tírela a la basura, suele dar resultado.
Recuerde que lo importante es
que sea consciente de estos temores de su hijo y ponga las medidas para
superarlos con su ayuda, en todo caso no se alarme demasiado. Con estos
pequeños consejos que le hemos dado y otros que a usted se le ocurran
según las características de su hijo estos temores pueden
desaparecer fácilmente, si estos persisten consulte con los profesionales
que atienden a su hijo ellos le orientarán al respecto.