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			     EL PENSAMIENTO MATEMÁTICO EN LOS NIÑOS: LOS NÚMEROS Y LAS OPERACIONES  
                Arthur J. Baroody y Amanda R. Johnson  
  Universidad de Illinois en Urbana-Champaign  
  Kelly S. Mix  
  Michigan State University  
  3/22/06  
  Ponencia presentada en el Congreso Internacional "La lógico matemática en
    educación infantil" organizado por la Asociación Mundial de Educadores
    Infantiles, Madrid, España, Abril de 2006.  
  La preparación de esta ponencia ha sido apoyada, en parte, por una subvención
    de la Fundación
    Nacional para la Ciencia (BCS-0111829) y por la Fundación Spencer (200400033).
    Las opiniones expresadas en este texto son exclusivamente las de los autores
    y no reflejan necesariamente la posición, política o apoyo de la Fundación
    Nacional para la Ciencia o la Fundación Spencer.    
  Puntos de vista que cambian  
  Durante el siglo veinte, los psicólogos llegaron a conclusiones dramáticamente
    distintas sobre:  
  
     
        - La naturaleza de la competencia matemática de los niños pequeños (es
            decir, los conocimientos informales sobre matemáticas que ya tenían
            los preescolares) y
 
        - Su base (es decir, que papel juega el lenguaje en el desarrollo de los
            conceptos).
 
     
     1. Cambios en la visión convencional sobre la naturaleza de los
      conocimientos informales de los preescolares.  
  Como si se tratara de un péndulo, la visión convencional de las competencias
    numéricas y aritméticas de los niños pequeños ha oscilado desde ser extremadamente
    pesimista hasta ser extremadamente optimista y de nuevo hasta el punto intermedio.  
  
     
        - Puntos de vista pesimistas. 
 
     
     Durante casi todo el siglo, los psicólogos han tenido una visión pesimista
    y se han centrado en lo que los niños no pueden hacer.  
  · William
    James (1890)   
  La percepción de los niños sobre el mundo = una gran y creciente confusión.  
  · Edward
    L. Thorndike (1922)  
  Los niños pequeños son tan matemáticamente ineptos que "se gana muy poco
    trabajando la aritmética con ellos antes del 2º grado, aunque hay muchos
    hechos aritméticos que los niños pueden memorizar en el primer grado (p.198)".  
  · Jean
    Piaget (1965)  
  Los puntos de vista relativamente pesimistas de Piaget sobre las habilidades
    y capacidades de los niños pequeños tuvieron el efecto de limitar las expectativas
    sobre lo que podían aprender y lo que se les podía enseñar. Por ejemplo,
    el creía que los preescolares estaban en la etapa pre-operativa y que eran
    incapaces de pensar lógica y sistemáticamente o de construir conceptos abstractos
    (por ejemplo, el verdadero concepto de número o la comprensión de la aritmética).  
  Las visiones pesimistas de los teóricos sociales reforzó el enfoque minimalista de
    la enseñanza de las matemáticas en la infancia temprana.  
  Por ejemplo, en sus respuestas a la encuesta sobre prácticas de instrucción
    de Juanita Copley (Universidad de Houston, 2004), algunos educadores infantiles
    contestaron cosas como:  
  "No hago matemáticas"  
  "Los niños pequeños no deberían hacer matemáticas...no es apropiado".  
  Hasta hace poco, estas respuestas reflejaban la actitud más común en nuestra
    cultura sobre la enseñanza de las matemáticas a los niños en edad preescolar.
    Además de, tal vez, hacer que los niños memorizaran la secuencia de conteo,
    los nombres de los números escritos, como el tres y el cuatro, algunos datos
    aritméticos y los nombres de formas geométricas simples, los padres, educadores,
    editores y los medios en general, prestaban poca atención a la enseñanza
    de las matemáticas en esta edad.  
  
     
        - El cambio a un punto de vista extremadamente optimista
 
     
     En los últimos años del siglo 20, los psicólogos adoptaron un punto de vista
    extremadamente optimista y se centraron en lo que los niños pueden hacer
    (Gelman, 1979).  
  Por ejemplo, Wynn (1998) señalaba: "Las investigaciones realizadas en los últimos
    20 años han demostrado que los niños pequeños son sensitivos al número (p.5)
    Específicamente, ella afirmaba que los niños nacen con una habilidad para
    reconocer y distinguir entre uno, dos y tres, y que incluso pueden razonar
    sobre, y operar con, números muy pequeños (por ejemplo, reconocer que un
    objeto sumado a otro nos da dos y que dos menos uno es uno), todo esto antes
    de que desarrollen la competencia para contar verbalmente.  
  De hecho, Gelman (ejemplo, Gelman & Meck, 1992), afirmaba que los niños
    están dotados de forma innata con los principios del conteo - principios
    que les permiten contar de forma no verbal (utilizando etiquetas o representaciones
    no verbales) y que los niños pequeños pueden aprender rápidamente los nombres
    de los números y cómo usarlos en actividades de conteo.  
  
     
        - El cambio reciente al punto intermedio
 
     
     Puntos de vista. Hay algunas investigaciones realizadas en los últimos 10
    años que nos indican que los nativistas como Wynn (1992, 1998) pueden haber
    sido demasiado optimistas y que se necesita una visión más equilibrada de
    los conocimientos informales de las matemáticas de los niños.  
  Si los nativistas están en lo correcto y los niños nacen con un concepto
      innato y no verbal del uno al tres, no tendrían dificultad para realizar
      tareas numéricas y aritméticas no verbales que utilicen estos números "intuitivos".  
  Consideremos el caso de Shytiesha, una niña de cuatro años.  
  (Segmento de video Nº 1).  
  Tarea 1: "Batalla justa" (hacer parejas de iguales de forma no verbal).  
  Hay que observar que Shytiesha formó correctamente un conjunto cuando el
    conjunto del examinador consistía de uno o dos objetos.  
  Sin embargo, ella colocó cuatro objetos cuando el conjunto del examinador
    era de tres o cuatro objetos. Es decir, que para ella los conjuntos de tres
    y cuatro son equivalentes.  
  La actuación de Shytiesha nos ilustra algo que ya hemos observado: La
      actuación numérica de los niños pequeños decrece dramáticamente cuando
      se trata de conjuntos de más de dos objetos.   
  Es decir, parece haber un hueco entre su habilidad para manejar 1
    objeto, 2 y 3, o números mayores. Los nativistas predecirían que el fallo
    estaría entre el 3 y el 4.   
  Tarea 2 "Juego del escondite" (producción no verbal)  
  Observen que esta tarea, a diferencia de la anterior, requiere que el niño
    se haga una representación mental de el conjunto que le muestra el examinador,
    porque el lo va a ocultar después de mostrarlo durante 3 segundos.  
  Observen que Shytiesha ha recreado correctamente el conjunto del examinador
    cuando se trataba de uno o dos objetos.   
  Observen que se equivocaba al decir que el conjunto del examinador,  de
    cuatro objetos es de "tres" y que luego ella coloca cuatro objetos sobre
    la mesa.  
  Observen que nuevamente coloca cuatro objetos cuando el conjunto del examinador
    era de tres.  
  Para Shytiesha, la palabra "tres" no parece tener el mismo significado que
    para un adulto. Al parecer, ella utiliza "tres" cuando quiere decir "muchos".  
  Tarea 3: "Juego del escondite doble" (Representación mental y producción
      no verbal de dos colecciones).  
  Observen que Shytiesha ahora llama a el conjunto
    de cuatro "montón", asi que cuatro objetos son un "montón" y "tres" son muchos.  
  Observen que ella llama y reproduce correctamente el conjunto de dos.  
  Observen que Shytiesha dice sobre el conjunto de 4 objetos; "Es lo mismo" (que
    el conjunto de 3). "Es un montón". Así que nuevamente, ella considera tres
    y cuatro objetos como equivalentes (como muchos).  
  No solamente se empeora la actuación entre 2 y 3, la zona en que los niños
    pequeños se sienten cómodos se sobrepasa mucho más rápidamente de lo que
    predecían los nativistas.  
  Dowker (1997, 1998, 2003) identificó tres niveles de competencia aritmética
    mental entre los niños de la escuela primaria, niveles que también se pueden
    aplicar a la competencia numérica (Baroody, Benson & Lai, 2003):  
  
     
        - La zona de competencia (familiaridad y comodidad) en la que
          los niños pueden determinar la respuesta exacta bien por cómputo o
          de memoria, o en el caso de un conjunto de objetos pueden reconocer
          visualmente y especificar el valor (total) cardinal del conjunto.
 
        - La zona de competencia próxima (familiaridad moderada y comodidad)
            en la que los niños pueden usar la información existente para calculare
            la respuesta o, en el caso de un conjunto pueden aproximarse razonablemente
            al valor cardinal de el conjunto.
 
        - La zona de incompetencia (falta de familiaridad e incomodidad)
            en la que los niños se "derriten" (es decir, intentan adivinar la
            respuesta o se niegan a responder). 
 
     
      Consideremos el caso de Haley, una niña de tres años.  
  (Segmento de video Nº 2).  
  "Juego del escondite" (producción no verbal)  
  Observen que para las pruebas con el 3 y el 4, Haley simplemente respondió colocando
    todos los objetos disponibles (es decir, se "derritió" y no intentó dar una
    respuesta exacta o aproximada.  
  "Juego del escondite doble" (Producción no verbal de dos colecciones).  
  En las primeras pruebas (1 & 1 y 3 & 2) observen la importancia
    de etiquetar un conjunto con una palabra numérica ("uno" y "dos") que sirven
    de ayuda a la memoria.  
  En la segunda y tercera prueba (3 & 2 y 2 & 4) Haley no reproduce
    exactamente el 3 y el 4 pero al menos hace una buena aproximación. Observen
    que llama al 4 "tres" que parece querer decir "muchos" para ella.   
  "Juego del escondite doble" (Producción no verbal de dos colecciones) - continuación  
  Observen que para la última prueba (4 & 3), Haley miró las dos colecciones
    del examinador y afirmó "Esta (el conjunto de 3) es como la otra (el conjunto
    de 4), es decir, para ella 3 y 4 son equivalentes y ambos son "muchos".  
  Observen que casi se "derrite" y termina por poner sobre la mesa casi todos
    los objetos disponibles (7 de 8).  
  Observen que Haley intenta resolver el problema. Al parecer, ella reconoce
    que las dos colecciones deberían tener "muchos" pero solamente le queda un
    objeto para el segundo grupo, así que pide prestados 4 fichas de la primera
    colección para representar "muchos" en la segunda, dejando entonces tres
    fichas ("muchos) en la primera colección.  
 
  Vamos a ver otros ejemplos en los que los niños se "derriten".  
  14. Un niño de dos años crea correctamente un conjunto de pares colocando
    dos dinosaurios.  
    
  15. Cuando le mostramos 4, el niño coloca todos los objetos disponibles
    ("se derrite").  
    
  16. Cuando le pedimos que coloque 4 otra vez, el niño empuja los dinosaurios.  
    
  17. Y luego empuja su alfombrilla hacia la alfombrilla del examinador.  
    
 
  18. El examinador muestra 2 dinosaurios a un niño de 2 años.  
    
  19. El examinador esconde 2 dinosaurios.  
   
  20. El niño coloca uno. 
    
  21. El examinador muestra y esconde 2 dinosaurios otra vez.  
    
  22. El niño simplemente recoge un montón con cada mano (se "derrite") 
    
  23. el examinador muestra y oculta 4 dinosaurios.  
   
  24. El niño se marcha (se "derrite"). 
    
  Estas investigaciones que acabamos de comentar tienen las siguientes implicaciones
    educativas importantes.  
  La enseñanza (y la evaluación) deberían tener en cuenta el nivel de desarrollo
      de los niños en general y sus niveles individuales de competencia, competencia
      parcial o incompetencia en particular. Para poder asegurar que los
      factores externos se conjugan con los internos en la promoción del aprendizaje
      significativo (Dewey, 1963) los maestros de preescolar deben estar conscientes
      de que lo que puede representar un grupo "grande" varia de niño a niño
      y que este factor interno clave puede incluir números muy pequeños y puede
      sobrepasarse fácilmente.  
  2. Cambios
      en el conocimiento convencional sobre la base de los conocimientos informales
      previos sobre el número y la aritmética de los preescolares.  
  Como un péndulo, la información convencional sobre el papel del lenguaje
    en el desarrollo numérico también ha fluctuado de un extremo a otro durante
    los últimos 100 años (ver Mix, Sandhofer & Baroody, 2005, para una discusión
    detallada).  
  a. El punto de vista del conteo temprano.   
  Dewey (1989) y Thorndike (1922) concluyeron que la enseñanza inicial en
    matemáticas de los niños debería centrase en enseñarles a contar.   
  b. El punto de vista del concepto numérico no verbal antes del concepto
      verbal  
  Durante la mayor parte del siglo 20, los psicólogos han creído que el concepto
    de número se desarrollaba independientemente del conteo o antes de que los
    niños adquiriesen una comprensión de los números verbales.  
  · Piaget
    (1965), por ejemplo, desechó el conteo verbal y de objetos como una habilidad
    aprendida por repetición, habilidades que no tienen impacto alguno en la
    construcción de un concepto numérico. Según él argumentaba, la construcción
    de un concepto numérico dependía del desarrollo y síntesis de las habilidades
    de pensamiento lógico para clasificar y ordenar.  
  · Los
    Nativistas han argumentado que los niños tienen un concepto innato no verbal
    de al menos los números intuitivos.   
  
     
        - El lenguaje en los juegos de palabras numéricas tiene un papel principal
              en la formación de los conceptos de número, conteo y aritmética (y probablemente
              en los de geometría y otros aspectos de las matemáticas).
 
     
     Concepto de número (reconocimiento del número verbal). El uso de
    las primeras palabras de conteo ("uno", "dos", "tres") mientras se muestran
    ejemplos y no ejemplos de cada uno pueden ayudar a los niños a construir
    un concepto confiable y exacto de los números uno, dos y tres y una comprensión
    de lo que es cada uno. Al ver ejemplos de pares··, DD, y o o todos
    marcados como "dos" los niños pequeños pueden reconocer que la apariencia
    de los objetos en los conjuntos no es importante (la forma y el color son
    irrelevantes al número). El ver ·, ···, D, DDD,  , y    (que no son ejemplos de
    pares) marcados como "no dos", o con otra palabra numérica, puede ayudar
    a los niños a definir los límites del concepto de "dos" y aplicar más exacta
    y selectivamente esta palabra.   
  
     
        - Conteo significativo de objetos. El reconocimiento de los
          números
            verbales también puede servir de base al conteo significativo
            de objetos o la enumeración. Una vez que los niños pueden reconocer significativamente
            y nombrar pequeñas colecciones, el uso de esta habilidad conceptual de
            reconocimiento, junto con la observación de la enumeración hecha por otros
            niños puede ayudar a los niños a entender el porqué y el cómo se hace.
            Específicamente, el reconocimiento significativo de números verbales puede
            ayudar a los niños a discernir el propósito de la enumeración (es otra
            manera de determinar el número total de objetos en un conjunto o su número
            cardinal) y la importancia de los procedimientos de enumeración (es decir,
            porque se enfatiza o repite la última palabra numérica utilizada en el
            proceso de enumeración: porque representa el número total de objetos
            o el valor cardinal de el conjunto).
 
        - Concepto (gran idea) de descomposición y composición. El reconocimiento
            de los números verbales también permite a los niños ver dos como uno y
            uno y tres como dos y uno o como uno y uno y uno - como un conjunto compuesto
            de unidades o como un todo compuesto de partes individuales (Freeman, 1912).
            Estas experiencias nos proporcionan la base para la comprensión fundamental
            de "la gran idea" de descomposición y composición
 
        - Suma. La comprensión fundamental de la descomposición y composición
            también nos proporciona la base para construir una comprensión básica
            de las relaciones parte-todo que forman parte del concepto de suma. Por
            ejemplo, al sumar un objeto a un conjunto de dos artículos, un niño puede
            ver literalmente que el conjunto original se ha transformado en un conjunto
            todavía mayor, de tres. Esto nos puede proporcionar la base para
            construir un cambio informal en el concepto de suma. 
 
     
     La implicación educativa clave es que el ayudar a los niños a desarrollar
    la habilidad para reconocer verbalmente los números intuitivos (del 1 al
    3)marcando los ejemplos y no ejemplos es la base
    fundamental de la instrucción matemática y debe hacerse antes de intentar
    enseñar al niño a contar objetos.  
  Otra implicación educativa fundamental es que los maestros deberían centrarse
    en ayudar a los niños a descubrir y comprender las grandes ideas - ideas
    clave de muchos conceptos y procedimientos.  
  Como Paulos (1991) aconsejaba, "hay que remarcar algunos principios básicos
      y dejar casi todos los detalles en manos del alumno" (p. 7) Si los
      estudiantes comprenden las grandes ideas, la mayoría de ellos podrá redescubrir
      o reinventar los principios, propiedades y procedimientos de la aritmética
      y la geometría básicas incluyendo los procedimientos para renombrar, los
      principios conmutativo y distributivo y las fórmulas.  
  El comprender las grandes ideas puede ayudar a los alumnos a comprender
    la razón de ser de métodos específicos (por ejemplo, procedimientos y fórmulas),
    adaptarlos para resolver nuevos problemas o tareas (adaptabilidad) y ver
    cómo varios conceptos y procedimientos se relacionan entre sí. Esto puede
    ayudar a los estudiantes a ver que las matemáticas son un sistema de conocimiento,
    lo que a la vez puede ayudar a aprender distintas ideas y procedimientos.  
  Por ejemplo, las grandes ideas de la composición - las partes se pueden
      combinar (componer) muchas veces de diferentes maneras para formar un todo
      y la descomposición. El todo consiste de partes que se pueden separar (descomponer)
      muchas veces, de diferentes maneras,   forman parte de varios aspectos
      o tópicos de las matemáticas:  
  
     
        - Otros nombres para un número (por ejemplo, diferentes partes pueden
            componer un mismo todo, como en 
 
     
     1 + 7 = 8  
  2 +6 = 8  
  3 +5 = 8  
  4 + 4 = 8  
              Y un todo se puede descomponer de diferentes maneras como en:  
  8 = 1 + 7  
  8 = 2 + 6  
  8 = 3 + 5  
  8 = 4 + 4  
  
     
        - Invención de estrategias de razonamiento y dominio de combinaciones
              mayores de suma
 
     
     Ejemplos:  
                          7 + 8 = 7 + (7+1) = (7+7) + 1 = 14 + 1 = 15   
                           7 + 8 = (7-2) + (8+2) = 5 + 10 = 15  
  
     
        - Relaciones numéricas parte - todo 
 
     
     Por ejemplo, una o dos partes son menores que el todo y este es mayor que
    cualquiera de sus partes.  
  
     
        - Problemas de partes faltantes o añadidas 
 
     
     Por ejemplo, en el problema que sigue, o en la ecuación 4 + ? = 6, la parte
    que falta debe ser menor que el todo de 6 y cuando se sume a 4 nos debe dar
    6.  
  Georgia tenía 4 vestidos. Su mamá le compró algunos más. Georgia encontró 6
    vestidos en su armario. ¿Cuantos vestidos le compró su mamá?  
  
     
        - Invención de estrategias de raciocinio y dominio de las combinaciones
              de resta
 
     
     Por ejemplo, para 6-4=?, el todo de 6 menos la parte 4 es igual a la otra
    parte, que si la sumáramos a 4 nos daría 6, es decir, 6-4=? Está relacionada
    a la expresión 4+?=6 y, porque si 4+2=6, la parte desconocida es 2.  
  
     
        - Renombrar (procedimientos para pasar y prestar)
 
     
     Por ejemplo, para 37 + 28, el niño tiene que poder reconocer que la suma
    de las unidades que da quince se puede descomponer en 10 y 5 y que ese 10
    lo podemos añadir a los tres 10 y dos 10 que tenemos en la columna de las
    decenas.  
    Por ejemplo, un cuadrado que se puede descomponer en dos triángulos isósceles
    y viceversa.  
  Ejemplo de una actividad de composición y descomposición: El juego de
      los números.  
  Este juego lo pueden jugar de dos a seis niños. Se coloca una carta en el
    centro con un número como el 13. Se pone una pila de cartas numeradas del
    1 al 10 boca abajo y cada jugador saca seis cartas de la pila. Por turnos,
    los jugadores deben colocar sus cartas de tal modo que puedan conseguir una
    suma igual al número que hay en la carta del centro.  
  Si un jugador tiene las cartas 2, 3, 5, 5, 5, y 8, puede combinar 5 y 8 ó 3,
    5 y 5 para sumar 13. Como cada solución correcta vale 1 punto, el jugador
    puede conseguir dos puntos en un turno. Si el jugador ha elegido combinar
    2+3+8 ya no le queda otra combinación que pueda hacer y solamente conseguiría
    1 punto en su jugada.  
  Otra manera de jugar es dar puntos por el número de partes usadas para llegar
    a la solución, es decir 3+5+5 y 5+8 ganarían 5 puntos porque se han usado
    5 cartas y 2+3+8+ ganaría 3 puntos porque se han usado 3 cartas.  
    
  Otro ejemplo de una actividad de composición - descomposición: Tres en
      raya  
  Este juego es similar al anterior, y lo pueden jugar dos niños.  
  Cada jugador saca seis cartas de una pila de cartas numeradas del 1 al 10
    y colocadas boca abajo. En las 9 casillas del tablero hay números escritos.   
  Los jugadores abren sus cartas y por turnos colocan sus cartas para formar
    una suma igual a uno de los números escritos en el tablero. Si un jugador
    lo consigue, coloca una ficha en el cuadro que ha resuelto, deja las cartas
    que ha usado y saca nuevas cartas de la pila. El objetivo del juego es colocar
    tres fichas en raya.  
    
    Uso de  jeroglíficos egipcios para explicar la descomposición y representar
    valores  
  Basado en la investigación 6.1 (Baroody con Coslick, 1998)  
  | = 1                = 10                     = 100  
  Hay que pedir a los alumnos que encuentren de cuántas maneras se pueden
    combinar los dígitos 1, 2 y 5 para formar un numeral de tres dígitos. Preguntarles
    si 152, 215, 251, 512 y 521 representan el mismo número que 125 (Whitin & Wilde,
    1992). Hay que repetir la pregunta usando jeroglíficos egipcios. Luego, podemos
    discutir las similitudes y diferencias entre los números arábicos y los jeroglíficos
    egipcios.     
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