Las matemáticas y el sistema numérico
                    con niños de tres años. 
                Metodología experimentada, basada en la motivación
                    y en la estimulación sensorial del niño 
                Carmen Gabaldón Ivars 
                CP Santa María de Gracia (Murcia) 
                     Según GLENN-DOMAN : Un niño
                  prefiere APRENDER antes que a jugar o comer. 
                A los 3 años la mayoría de los niños
                  se han graduado “Cum Laude”en varias facultades de la universidad
                  de la vida y han aprendido más que en los largos años
                  que les quedan por vivir. 
                • Los programas educativos reflejan una gran confusión.
                  Parecen no confiar en la inteligencia y en las expectativas
                  de los niños, por su extrema pobreza. El peligro de
                  aburrirlos es enorme; pero los educadores lo evitan presentándoles,
                  uno y otro día, y hasta uno y otro año los mismos
                  contenidos, disfrazados con ingeniosa creatividad. Es
                  un error colosal porque el interés y la capacidad del
                  niño son máximos. 
                • Nadie quiere ni puede aprender tanto, ni tan bien como un
                  niño menor de 3 años. 
                • La capacidad de almacenar datos concretos es inversamente
                  proporcional a la edad. 
                • El ejemplo del aprendizaje de una lengua es definitivo;
                  si un niño desde que nace convive con tres personas
                  que hablan idiomas diferentes, nadie es capaz de aprenderlos,
                  tan deprisa y tan bien como ellos. 
                La consecuencia es que cuanto menor sea la edad de un niño,
                  tanto más fácilmente puede aprender: las palabras
                  orales y escritas de una lengua, los nombres de las cosas,
                  la apariencia de los animales salvajes y domésticos,
                  peces, aves, flores, árboles, instrumentos musicales,
                  figuras geométricas, la imagen de los personajes, reyes,
                  artistas, inventores, pensadores, mapas, obras de arte, edificios,
                  catedrales, palacios, castillos, y restos de civilizaciones
                  antiguas. 
                El método de los BITS DE INTELIGENCIA de GLENN-DOMAN
                  propone suministrar al niño información abundante,
                  de óptima calidad, atractiva, variada, bien dosificada
                  y repetida un número de veces. Hasta que su cerebro
                  capte la información, la procese y la almacene. 
                Así pues está claro que el niño pequeño
                  es el mejor discípulo posible, por dos razones: porque
                  en los primeros años se tienen más ganas de aprender
                  que nunca y en segundo lugar, por su gran facilidad, rapidez
                  y precisión para grabar en su memoria la información
                  básica. 
                Al entrar en clase por la mañana, después de
                  las rutinas diarias, les presentamos los BITS. Actualmente
                  mis alumnos, están conociendo los monumentos y las obras
                  de arte. Los padres alucinan. 
                Los niños pequeños memorizan los datos escuetos
                  con suma facilidad, luego esa habilidad va disminuyendo
                  y el estudio de las ciencias y de las artes se vuelve pesado
                  por la dificultad de digerir lo que podíamos llamar “LOS
                  HUESOS DEL MENÚ”, la parte seca y dura que constituye
                  el “ESQUELETO DEL CONOCIMIENTO”. Qué bonito sería
                  el estudio de la literatura, de la historia, ciencias naturales
                  y de las MATEMÁTICAS... si al comenzarlos nos fueran
                  familiares los nombres y las imágenes de las personas
                  y de los animales; para los niños sería como
                  seguir escuchando hermosos relatos tan fabulosos
                  como los de la infancia. 
                     Desde el curso 1998/99 que conocí los
                  Bits de Inteligencia de  Glenn Donan, me dí cuenta
                  de que ésto lo había yo practicado en la escuela,
                  desde mi inicio, con carteles de todo lo que yo quería
                  que aprendieran mis alumnos, de esta manera el niño
                  comprende mejor lo que va a estudiar. Estos carteles atractivos
                  los tiene que ir asimilando en su pensamiento cognitivo, para
                  fijar los conocimientos, después es coser y cantar.
                  Siempre he trabajado en equipos y en gran grupo. 
                Unos de mis objetivos ha sido, y es, ENSEÑAR LA CAPACIDAD
                  DE APRENDER A APRENDER. Esto cuesta, pero se consigue. Mi meta
                  es que los niños “sepan”: LO QUE HACEN, POR QUÉ LO
                  HACEN, CÓMO LO HACEN Y PARA QUÉ LO HACEN; esto,
                  unido a los temas transversales y al trabajo en equipo, es
                  fundamental en toda la enseñanza. 
                Si los alumnos lo interiorizan, como me lo han demostrado
                  a mí; no habría “fracaso escolar”, ni en Educación
                  Infantil, ni en Educación Primaria. 
                Enseñar a pensar al niño es de lo más
                  importante, tienen que ejercitar la mente. Cuando hacen algo
                  mal hay que repetirles que no han pensado. Por la mañana
                  siempre les digo que enchufen el ordenador, así ponemos
                  la mente en marcha. 
                Mi metodología la he experimentado a lo largo
                  de mis años en la escuela y siempre al terminar el curso
                  escolar he hecho una reflexión sobre los resultados,
                  la mayoría positivos, si algo no ha ido bien, en el
                  próximo curso lo rectifico; soy muy crítica conmigo,
                  creo que realizo “investigación en la acción”. 
                Me interesa el “NIÑO”, él es el protagonista,
                  el descubridor de su aprendizaje, por eso “SORPRENDER” para
                  poner en marcha sus capacidades cognitivas, potenciarlas,
                  es muy interesante y positivo. 
                Suscitar el interés del niño, presentando situaciones,
                  actividades que atraigan su interés y que pueda
                  relacionar con sus experiencias anteriores; para crear
                  estas situaciones, para que el aprendizaje sea significativo,
                  intelectual, afectivo y social, tienes que ver en sus CARAS
                  la misma expresión que tendrían si estuvieran
                  viendo una representación de “payasos de circo” “animales
                  del zoo” o un teatro de guiñol”. 
                Aunque parezca extraño, la MOTIVACIÓN y la confianza
                  con su maestra es vital. 
                Todo lo que me propuse en mis comienzos, todo lo que tuve
                  que pensar, ha sido y es: VER A LOS NIÑOS FELICES
                  Y CONTENTOS DENTRO DEL AULA. 
                La base del aprendizaje escolar se encuentra en estos primeros
                  años, todo lo que se haga en este campo, será la
                  clave para que el niño construya con eficacia su escolaridad
                  en el futuro. 
                LOS SENTIDOS los tienen muy desarrollados (ordenador, televisión,
                  cine...). Es fundamental explicar desde los 3 años para
                  qué nos sirven y cómo lo podemos utilizar en
                  nuestras actividades. Al principio estas actividades son
                  sensoriales y motoras, rápidamente se transforman
                  en actividad de PENSAMIENTO, REFLEXIÓN Y REPRESENTACIÓN.
                  Al decir motora me refiero a “su cuerpo en acción”,
                  es la vivencia profunda de una serie de situaciones educativas
                  que pasarán a un plano superior, de orden conceptual,
                  a través de símbolos, de imágenes, de
                  montajes plásticos, de estructuras figurativas; éste
                  será el medio a través del cual activaremos sus
                  facultades intelectuales. 
                Las regletas de Cuisenaire 
                Utilizo, como recurso metodológico muy importante
                  en mi aula, las regletas de Cuisenaire. Enseñan a razonar,
                  doy gracias de haberlas conocido y de poder transmitir
                  mis conocimientos numéricos a mis alumnos de Educación
                  Infantil. Las REGLETAS las grabé en mi mente para
                  toda la vida. 
                Empecé a utilizarlas por primera vez con niños
                  de 4 y 5 años en  
                 
                 
                
                  el CP Santiago El Mayor. Los niños pueden jugar con
                    los números, pueden divertirse haciendo sumas
                    de 2, 3, 4 sumando, podrán descomponer los números.
                    Las MATEMÁTICAS trabajadas con las REGLETAS no serían
                    el TERROR de los estudiantes; se resuelven toda clase
                    de problemas, es un placer trabajar con ellas. 
                  En el CP SANTA MARÍA DE GRACIA estoy desde el curso
                    1998/99 hasta el día de hoy, he impartido clases a
                    niños de 4 y 5 años. Estos niños han
                    terminado con 5 años con un conocimiento matemático
                    increíble, conociendo los números hasta
                    el 100, las unidades y las decenas, los han descubierto manipulándolos;
                    jamás me han dicho un número que no lo tuvieran
                    en la mano. Juegan con las sumas y me las escriben en el
                    folio, jugamos con los problemas. Las MATEMÁTICAS,
                    ALGO TAN ABSTRACTO SE CONVIERTE EN ALGO CONCRETO CON LAS
                    REGLETAS DE CUISENAIRE. 
                  Primera experiencia con niños de 3 años 
                  Llevar esta experiencia de Matemáticas a niños
                    de 3 años puede parecer un gran disparate a muchos
                    docentes. Muchos me comentan que el niño tiene que
                    jugar y hacer otras cosas. 
                  ¡El niño jugar!, en sus casas tienen verdaderas
                    tiendas de juguetes, y en el colegio también. 
                  El niño tiene que jugar ¡claro que sí!
                    Pero a descubrir cosas nuevas que no tienen en sus casas;
                    tienen que jugar a descubrir sus CAPACIDADES, que son
                    infinitas. 
                  En mi modesta opinión, creo que el niño es
                    capaz de asimilar y comprender “TODO” lo que queramos
                    que aprenda. Hay que saber y buscar, LA METODOLOGIA Y
                    EL MOMENTO ADECUADO. 
                  ¿Serán capaces los niños de 3 años
                    de asimilar con las REGLETAS todos los números
                    del almanaque y los suyos también? me preguntaba;
                    sería incapaz de hacerlo si no las tuviera; el niño
                    no puede asimilar en su mente nada abstracto, tenemos que
                    convertirlo en algo concreto. 
                  Me convierto en “MALABARISTA” para enseñar los
                    números. 
                  Comienzo por el 1, la cantidad y la regleta con forma de
                    dado de color blanca es el número de Pablo ¿lo
                    veis? El primer niño de la clase se pone muy contento.
                    Voy a la pizarra, cojo una tiza y hago el número
                    1, muchas veces y digo: punto para arriba, para abajo...lleno
                    la pizarra de unos, es difícil !no hacerlo! 
                  Al día siguiente les presento el 2 de color rojo. 
                  —¿Sabéis, por qué se le llama 2? Porque
                    el 1 cabe 2 veces, mirar vamos a contarlos, el dado cabe
                    dos veces, ¿lo veis? 
                  Lo ponemos con el número y la cantidad; las manipulan,
                    las tocan les digo que se llaman REGLETAS. 
                  —¿Sabéis qué niña de la clase
                    tiene este número? 
                  —Yo, dice Emma. 
                  Todos miran el mural y lo comprueban. Es de color rojo.
                    Salgo a la pizarra y dibujo un pollito, a continuación
                    hago el número 2 y les digo: punto “cabecita de pollito
                    pun”... lleno la pizarra de números 2 y 1. Es muy
                    difícil ¡ no hacerlo! 
                  Pasados unos días volvemos a coger las Regletas y
                    compruebo que ya reconocen el 1 y el 2. Saco fichas plastificadas,
                    que representan una flor, dos flores, un lápiz,
                    dos lápices..... 
                     En gran grupo nos ponemos otro día en
                    la alfombra, saco la caja y yá las reconocen: ¡ las
                    regletas, las regletas!... La cantidad, y el colorido
                    les llaman la atención. 
                  Les presento la de color verde claro! Es el número
                    3. 
                  —“¿Sabéis por qué se le llama 3? Se
                    quedan callados. 
                  —Porque el 1 cabe tres veces, vamos a ver, 1, 2, 3. 
                  —Sí, sí...!Es mi número! dice José Antonio”.  
                  Lo colocamos encima del número 3 con la cantidad
                    correspondiente y lo comprobamos en el mural. 
                  Tengo hechas unas transparencias, en forma de escaleras
                    se encuentran los números hasta el 5, las pongo en
                    el suelo y ellos van poniendo las regletas en las casillas
                    correspondientes. Se inicia un debate entre ellos. 
                  —“¡Aquí! 
                  —¡No!, allí..... Recogemos y las guardo,
                    se quedan con ganas de seguir jugando. Llego a la pizarra
                    y hago una culebra, a continuación les digo punto
                    y alrededor de ella, hago el número 3, es difícil,
                    no hacerlo.... 
                  Les presento otro día la regleta “rosa”, es el número
                    4 
                  —¿Quién lo tiene? 
                  —¡Yo! 
                     —¿Cómo te llamas tú? 
                  —Ainhoa. “ 
                  Comprobamos y efectivamente es su número, se
                    pone muy contenta; la ponemos encima del 4 y con la cantidad
                    correspondiente, comprobamos que la regleta blanca cabe
                    4 veces en la rosa. Salgo a la pizarra y les presento el
                    número 4, se parece a una silla, es difícil,
                    no hacerlo... 
                  No vuelven a verlas hasta la semana siguiente, que les presento
                    la regleta amarilla, es el 5; comprobamos que el uno
                    cabe cinco veces, 1, 2, 3, 4. 5. 
                  —“¿Algún niño tiene este número? 
                  —¡Es mío!”  
                  Efectivamente es el de Roberto, comprobamos en el mural,
                    colocamos la regleta encima del número 5 y contamos
                    las cinco flores... 
                  Desaparecen las regletas y solo me quedo con cinco cajas
                    que contienen varios lotes del 1 al 5, con los números
                    correspondientes y sus cantidades: de flores, lápices...y
                    las transparencias, para que ellos la coloquen en el lugar
                    correspondiente. 
                  Poco a poco van asimilando los números de 1 al 5.
                    La regleta blanca del número 1 es la que tienen
                    que poner en cada color para comprobar cuántas veces
                    cabe, e ir contando, para poder comprobar. 
                  Todos los días paso por cada equipo, y le doy a cada
                    niño una transparencia para que coloquen las regletas
                    en el lugar que le corresponden y vean el número y
                    la cantidad, siempre con mi presencia; también
                    las colocan en el mural para ver a qué niño
                    corresponde. A través de las regletas van conociendo
                    los colores. Este juego lo acogen con mucho júbilo. 
                  Compruebo que jugar con las regletas les gusta y les divierte
                    y van comprendiendo que los cinco primeros números
                    del mes también tienen para ellos algún significado. 
                  Después de las rutinas, nos sentamos en gran
                    grupo en la alfombra y les presento las REGLETAS, todos
                    las quieren coger y manipular, el colorido les atrae. 
                  Mi clase se llama “EL PAÍS DE LOS SENTIDOS” cada
                    equipo representa un sentido y un color. 
                  Muy importante es hablarles muy a menudo !Qué nos
                    pasaría si nos faltara algún sentido! Voy explicando
                    la importancia de cuidarlos para no quedarnos ciegos,
                    sordos... 
                  Empezamos a dibujar el cuerpo humano; cada día
                    un niño es el protagonista y cogiéndole la
                    mano dibuja su cuerpo. Cada equipo está representado
                    por un sentido. 
                  • El equipo del círculo rojo, la vista. 
                  • El equipo del círculo verde, el oído. 
                  • El equipo del círculo azul, el olfato. 
                  • El equipo del círculo amarillo, el gusto. 
                  • El equipo del círculo naranja, el tacto. 
                  Total 25 niños y niñas, todos representados
                    en un gran mural, con los sentidos correspondientes. 
                  Explicar desde los 3 años para qué sirven
                    cada uno de los sentidos; con el tacto no se debe pegar;
                    si no sabemos utilizarlo, nos haremos daño y no podremos
                    pintar. 
                    Para escuchar a la señorita utilizamos
                    el oído y la vista, y el tacto lo guardamos entre
                    los brazos, así aprendemos muchas cosas. Estas frases
                    las repito continuamente, y ¡claro! que la llegan a
                    interiorizar. 
                  Para escuchar música utilizamos el oído... 
                  Después del periodo de adaptación, el
                    niño tiene que aprender una serie de consignas que
                    las tiene que ir asimilando. 
                  El niño tiene que ir comprendiendo que cuando
                    nos encontramos en gran grupo, en la alfombra, es que
                    vamos a oír, ver, o hablar de algo muy importante
                    y que tenemos que tener en alerta el oído y la vista.
                    El 100% de audiencia me garantiza una conexión con
                    sus mentes. 
                  Todo lo que yo haga o diga tiene que ser atractivo, mis
                    actuaciones como “MALABARISTA”, para enseñar
                    MATEMÁTICAS y “PRESENTADORA” (SORPRESA, SORPRESA)
                    para enseñar la LECTO-ESCRITURA son acogidas
                    de buen grado por ellos. 
                  Me propuse ponerles en sus perchas la foto de cada uno y
                    su número correspondiente. 
                  Entrando en la clase, la pared primera corresponde a todas
                    las rutinas diarias: días de la semana, meses del
                    año, un tren transportando los diez primeros números.
                    Les puse un almanaque con los números grandes, las
                    figuras geométricas, conceptos básicos:
                    espaciales, temporales, y por último, les dibujé las
                    REGLETAS en tamaño natural con sus colores y número
                    correspondiente, hasta el número 30, en folios plastificados,
                    cerca de su alcance para que las puedan comprobar y manipular.
                    Cuando pasamos lista contamos los niños que han faltado,
                    comprobamos todos los días: 
                  —“Hoy estamos a martes día 8, es el número
                    de Patricia” Y a continuación lo escribo en la pizarra.
                    Ellos están deseando que les toque el día que
                    corresponde con su número. 
                  A todos los folios les pongo el número arriba a la
                    derecha, cuando los llamo les digo: 
                  —“¿Sabes Lucía qué número tienes? 
                  —Sí, el siete.... 
                  —“Mi madre dice que yo tengo el número diecisiete”,
                    me dice Ignacio. Así van recordando, que cada uno
                    tiene un símbolo. 
                  Sus mamás y papás vieron en la primera reunión
                    los números que tenían cada uno. 
                  Día tras día, después de las rutinas,
                    nombramos el protagonista, escribo el número y el
                    nombre, y cada fonema del nombre lo señalo en el abecedario
                    muy grande que tenemos encima de la pizarra con su dibujo
                    correspondiente. Ejemplo: PABLO, la P de pulpo, la A
                    de árbol, la B de bota, la L de lupa y la O de oso.
                    Sus ojos empiezan a moverse de un lado hacia otro, y empieza
                    todo un mundo por descubrir, ¿será atractivo
                    este gran descubrimiento para ellos? Con la MOTIVACIÓN
                    y mis actuaciones, lo pasan “bomba”. 
                  Desde primero de Septiembre, reciben un bombardeo de noticias
                    relacionadas todas con “ellos”; es maravilloso ver las expresiones
                    de sus caras ante tanta información; como es natural,
                    estas informaciones se las doy actuando como “MALABARISTA” para
                    enseñar MATEMÁTICAS y como “PRESENTADORA” (SORPRESA..SORPRESA)
                    para enseñar LECTO-ESCRITURA. No podría ser
                    de otra forma. 
                  Empiezan a activarse sus sentidos y a desarrollarse
                    sus facultades intelectuales. Todos los días están
                    deseando saber si él o ella es el protagonista para
                    ver reflejado su nombre y su número en la pizarra
                    y oír todo lo que digo de esos símbolos,
                    y poder dibujar su cuerpo. También saben que el protagonista
                    es el primero de la fila. 
                  Todos los días les pongo a los cinco primeros niños
                    las regletas que les representan, les digo que no las toquen.
                    Los demás se quedan un poco extrañados. Quiero
                    llegar a que sean ellos los que quieran conocer sus números ¿Llegará el
                    momento?... No lo sé... Es muy importante que ellos
                    quieran descubrirlos, no puedes seguir si ellos no tienen
                    interés. 
                  Como es natural, sin la MOTIVACIÓN sería
                    imposible. Siempre me pongo las pilas para que eso ocurra.
                    La monotonía nunca se debe producir en una clase,
                    es la agonía del aprendizaje escolar. 
                  Aprovecho que ya van conociendo las regletas hasta
                    el 5, para plantearles problemas entendibles. Ejemplo: 
                  —“Vamos a imaginarnos que esta regleta amarilla, se ha convertido
                    en caramelo y es de la hermana de Cristina. ¿Cuántos
                    caramelos tiene tu hermana Cristina? 
                  —Cinco. 
                  —Vamos a comprobarlo, la regleta blanca cabe 5 veces en
                    la amarilla. Tu hermana tiene 5 caramelos y tú no
                    tienes ninguno, te enfadas. Viene tu padre y te pregunta: 
                  —“¿Por qué lloras? 
                  —Y tú le dices que tu hermana tiene 5 caramelos y
                    tú ninguno. 
                  —!Vamos al quiosco! 
                  —Y te da una regleta verde claro. ¿Cuántos
                    caramelos son? 
                  —3”, me contestan. Lo comprobamos y ella se da cuenta que
                    su hermana sigue teniendo “más” caramelos “que” ella,
                    y ella quiere tener “tantos” caramelos “como” su hermana. 
                  —“Viene tu abuelo y le vuelve a preguntar. Ella se lo cuenta
                    y le dice:  
                  —¡Vamos! Verás cómo lo solucionamos.
                    Le compra, la regleta roja. 
                  —¿Cuántos caramelos? 
                  —2.” Lo colocamos encima y comprobamos que tienen los mismos
                    caramelos. 
                  —“Veamos los caramelos que tiene Cristina: 3 caramelos que
                    le da su padre + 2 caramelos que le compra su abuelo = a
                    5 caramelos que tiene tu hermana”.  
                  Pongo los números verticales, con sus signos
                    correspondientes, y lo plasmo en la pizarra, empiezan a asociar
                    cantidades y a descomponer los números. 
                  Hay que hacerlo siempre igual, cambiando los hermanos y
                    los niños y también la cantidad. 
                  Pasadas unas semanas se produce “el milagro”, el equipo
                    del círculo azul (olfato) me dice: 
                  —“Señorita ¿y los números de nuestro
                    equipo? 
                  —¿Queréis saber vuestros número? 
                  —¡Sí, sí....!, se produjo un verdadero
                    alboroto 
                  —Bueno, cada niño tendrá su número,
                    pero tenéis que estar muy atentos”. 
                  Saco la caja de las regletas, las pongo en medio de la alfombra,
                    coloco los cinco primeros números en fila y desparramo
                    los demás, hasta el diez; contamos del 1 al 5 y les
                    digo: vamos a poner el siguiente, tenemos que pensar, sale
                    Cristina y coloca el 7 (negro), se dan cuenta que ese no
                    es, sale Alicia y coge la regleta verde oscuro, y la coloca. 
                  —“¡Esa es señorita! 
                  —Muy bien, habéis acertado. Es de color verde oscuro
                    y es el número 6, ¿de quién es este
                    número?” Contestan al unísono de Miriam. Veamos.
                    Cojo la del 1 y empezamos a contar: 1, 2. 3. 4, 5. 6, se
                    pone muy contenta, ya conoce y puede coger su número,
                    lo comprobamos en el mural y efectivamente, es el número
                    6 de Miriam. 
                  Me dirijo a la pizarra, y lo plasmo muchas veces: punto
                    y dibujo el 6, es difícil ¡no hacerlo!. Repetimos
                    el problema de los caramelos y es Miriam con “su hermana” la
                    que lo representa, hasta conseguir los mismos caramelos que
                    ella. 
                  Siempre que les digo !no hacerlo! Les produce el efecto
                    contrario, unas enormes ganas, pero su madurez con el lápiz
                    no es todavía suficiente. 
                  Desde que comenzamos el colegio, han comenzado a colorear
                    infinidad de fichas; siempre lo van haciendo con una orden
                    dada. Pintamos el pelo, la cara , el suéter de los
                    colores que les presento; me interesa que cojan fuerza en
                    sus dedos y manos. 
                  Una vez que el niño ha fortalecido sus manos
                    con plastilina, coloreando y haciendo toda clase de ejercicios,
                    paso a la CREATIVIDAD. Primero el niño va observando,
                    cómo yo dibujo y escribo en la pizarra y él
                    lo va consiguiendo a su manera. 
                  En el segundo trimestre, han experimentado un cambio muy
                    importante; se saben el abecedario, van conociendo los
                    números, el almanaque, los días de la semana;
                    van plasmando en sus fichas infinidad de cosas de la
                    pizarra. 
                  Después de las rutinas, y en la alfombra vuelvo a
                    presentarles las regletas. 
                  —“¿Quién quiere conocer su número? 
                  —¡Yo, yo, yo!.....” 
                  Pongo las regletas en fila hasta el 6, enseguida se dan
                    cuenta, y Lucía coge la negra y la pone al lado del
                    6. 
                 
                 
                 
                
                  —“Es mi número señorita. Comprobamos
                    y efectivamente es su número. Patricia coge la regleta
                    marrón y la coloca detrás del 7. 
                  —Este es mi número. 
                  —¿Sabes cómo se llama? 
                  —Sí, 8. Comprobamos como siempre y efectivamente
                    han acertado. Les damos aplausos. 
                  —¿Jugamos a los caramelos señorita?, me pregunta
                    Lucia. 
                  —¡Claro que sí! Hacemos como siempre, descomponemos,
                    asociamos y sumamos, todo lo escribo en la pizarra”. 
                  Al día siguiente, después de las rutinas,
                    coloco las regletas en los equipos, y en el azul sólo
                    les falta a los dos últimos. Estos niños se
                    llaman los dos DANIEL, se diferencian en el número,
                    uno tiene el 9 y el otro el 10... 
                  Nos sentamos en la alfombra, nos quedan dos regletas por
                    descubrir, enseguida las cogen sus respectivos
                    dueños, Daniel que tiene el número 9, tiene
                    en sus manos la de color azul, comprobamos con la del 1 y
                    efectivamente cabe 9 veces y Daniel que tiene el número
                    10, tiene la del color naranja, volvemos a comprobar y efectivamente
                    el 1 cabe 10 veces. Vuelvo a escribir los números
                    en la pizarra. 
                  Las semanas siguientes, volvemos a plantearnos los
                    problemas de los caramelos, con los nuevos números
                    y sus representantes, es un placer verles jugar con
                    las regletas. Se colocan alrededor de la alfombra, les pongo
                    delante de los 10 primeros su regleta correspondiente,
                    no la pueden tocar. Comienza un bombardeo de preguntas
                    y respuestas. En medio de la alfombra están los números
                    del 1 al 10, en grande. Todos quieren que les pregunte. 
                  —“Pablo, coge tu regleta y colócala en su número
                    correspondiente. 
                  —¡Muy bien!, un aplauso. 
                  —Francisco, coge la amarilla y la pones donde corresponda.
                    Duda, pero los demás le indican. 
                  —¡Bien!, un aplauso”. 
                  Vamos pasando las semanas interiorizando lo aprendido. Llega
                    el momento y empezamos a contar los dedos de las manos. Abro
                    la mano entera y contamos los dedos y les pregunto: 
                  —“¿Qué regleta tengo que coger? 
                  —¡La amarilla, el número 5 de Roberto!, me
                    contestan. Abro las dos manos y contamos los dedos y les
                    pregunto qué regleta tengo que coger. 
                  —La naranja, el número 10 de Daniel”. 
                  Ya hay niños que se saben todos los números
                    de sus compañeros, es fascinante la memoria que
                    tienen. 
                  Llego un lunes y pongo las 10 regletas en las mesas de los
                    dos primeros equipos, cada niño con la suya. Se produce
                    lo que yo estaba esperando, Cristina me dice: 
                  —“Señorita nosotras queremos tener también
                    nuestros números. Los equipos restantes también
                    dan la voz de alarma: 
                  —Y nosotros también. 
                  —¿De verdad queréis saber vuestros números? 
                  —¡Sí, sí!.......” 
                  En clase hay dos niñas que se llaman Mirian, conocemos
                    el número 6 de la primera, la segunda tiene el 11. 
                  —“¡Fíjate, Miriam!, tu número es el
                    10+1. Le pongo la regleta naranja + la blanca, lo coge y
                    se le cambia la cara de alegría. 
                  —Javier, ¿qué número es el tuyo? 
                  —El 12. 
                  —Pues toma, la naranja + la roja = 10+2, ¡que fácil!” 
                  Contamos señalando las regletas del 1 al 12. 
                  —“¿Seguimos? 
                  —¡Sí, sí! 
                  —Isabel, tu número es el, 13. Cristina da botes en
                    la silla, ha descubierto el número, ella sola coge
                    la regleta naranja + la verde clara = 10+3. Fuensanta está nerviosa. 
                  —¿Qué número es el tuyo? 
                  —El 14. 
                  —Mira el número de tu compañera”. Enseguida
                    coge la naranja + la rosa = 10+4, el equipo azul está que
                    no cabe en la silla, dan botes, ¡tienen sus números!,
                    todos no, Cristina reclama el suyo; es el....15. 
                  —“¿Sabes cogerlo? 
                  —Sí, si”, entre sus manos tiene la regleta naranja
                    + la amarilla = 10+5..” 
                  Es fantástico ver cómo van descubriendo el
                    sistema numérico. ¡qué alegría
                    y qué placer reflejan en sus caras! Guardo las regletas. 
                  Como no se las dejo para jugar como construcciones, cuando
                    las ven cogen los números de sus compañeros
                    y me los traen diciendo señorita, el número
                    de Lucía, el de Daniel, otro me trae la suma en la
                    mamo, mira... 3+2+4=9, así todos los días. 
                  Después de una semana se vuelve a producir lo tan
                    esperado por mí; les pongo a todos en sus mesas sus
                    correspondientes números de colores, y los dos
                    equipos, el amarillo y el naranja me dicen: 
                  —“Señorita, ¿y nuestros números? 
                  —¿Queréis conocerlos? 
                  —¡Sí!, ¡sí! 
                  —Vamos a repasar: Pablo tiene el 1... llegamos al 9, el
                    1 cabe 9 veces, veamos, 12=10+2, el número de Cristina
                    es el 15 =10+5. ¿Y el tuyo Alicia? 
                  —El 16”, me contesta. 
                  —“¡Cógelo!” Entre sus manos tiene, la regleta
                    naranja + la verde oscura = al 10+6, es el 16. Ignacio coge
                    la naranja + la negra = al 10+7, el 17. Alba coge la naranja
                    + la marrón = al 10+8, el 18 Francisco coge la
                    naranja +la azul =al 10+9, el 19. 
                  ¡Por fin llegamos al 20! 
                  —“¡Atención, atención!, ¿cuántos
                    dedos tenemos en cada mano? Vamos a contarlos. Comprueban
                    que tenemos 10, llamo a Felipe y le pongo la regleta naranja
                    entre sus dos manos. 
                  —¿Sabéis cuantos dedos tenemos en los
                    pies? Se quedan sorprendidos, nunca se los habían
                    contado. 
                  —Cuando os duchéis esta noche os los contáis,
                    no se os olvide. Yo os diré que tenéis 10 dedos,
                    5 en un pié, y 5 en el otro pié = que en las
                    manos. Cojo una regleta naranja y se la pongo a Felipe en
                    sus pies, y les digo: 10 dedos en las manos + 10 dedos en
                    los pies = 20, el número de Felipe. 
                  A partir de ahora coloco sus números debajo de los
                    carteles donde tengo las regletas en tamaño natural,
                    al alcance de sus manos, donde existe un mueble largo, apropiado
                    para ello. Es sorprendente verlos disfrutar con los números.
                    Cuando terminan, en vez de irse con los juguetes, se van
                    donde están las regletas, las manipulan y las van
                    colocando en el mural, comprobando los números de
                    sus compañeros. 
                  Jugamos a adivinar los números de sus compañeros,
                    y a dar aplausos al que los reconozca; comprobamos
                    con los números de los carteles, dónde están
                    sus fotos. Este juego les desborda, todos quieren salir a
                    reconocer los números de sus compañeros. 
                  Siempre doy Matemáticas y Lenguaje después
                    de las rutinas, donde sus mentes están cargadas de
                    energía. 
                  Esta experiencia es el resultado del 100% de atención
                    de estos niños de 3 años. Conseguir esta atención
                    fue mi primer objetivo, sin ella hubiera sido imposible. 
                  Pasado unos días el equipo naranja me dice que todos
                    saben sus números menos nosotros. 
                  —“Tenéis que pensar y descubrirlos vosotros, ¿seréis
                    capaces? 
                  —¡¡Sí!!” 
                  Nos ponemos en gran grupo en la alfombra, cada niño
                    coge su número, cruzan las piernas y se lo ponen delante,
                    sin tocarlo; contamos empezando por Pablo 1, 2, 3, 4,
                    ... y vamos llegando al 19 de Francisco, y el 20 de
                    Felipe; les pregunto por el número de María
                    José, todos me contestan que es el 21. 
                  —“Se dice 20+1= a 21 
                  —Tengo que coger el número de Felipe 20 + el 1 de
                    Pablo, me contestan. Julia coge el número de Felipe
                    + la regleta blanca, y se la pone a María José delante,
                    es el tuyo, María José”. 
                  Enseguida sale Fernando y coge la naranja + la roja = al
                    20+2, el 22 ¡Es mi número! Por fin lo ha descubierto,
                    la alegría que le ha producido tenerlo entre
                    sus manos... Hay que verlo para creerlo. 
                  Emocionados van comprendiendo, con una lógica
                    aplastante el sistema numérico, guiados por mí,
                    pero descubierto por ellos, El número de Julia es
                    el 23, el número de Felipe + el de José Antonio
                    = 20+3. 
                  —“Julia, ¿lo puedes coger? Enseguida lo tiene
                    en sus manos. Irene hace lo mismo coge el 20+4= 24. Juan
                    Manuel da botes de alegría, ha descubierto su número,
                    coge el 20+5 = al 25”. 
                  Todos quieren que le pregunte por los números de
                    sus compañeros, y poder comprobarlo ellos mismos con
                    sus manos. 
                  Es emocinante la alegría que tienen al DESCUBRIR
                    algo tan novedoso para ellos. 
                  Estos niños están deseando llegar a sus
                    casas para plasmar en folios, a su manera, lo que están
                    descubriendo. Me lo dicen sus madres, que llegan a sus casas
                    y les piden folios y lápices. 
                  Todo lo que es descubierto por uno mismo, se grava en la
                    mente, y no se borra. 
                  Tenemos que pensar en los procedimientos, mas adecuados,
                    novedosos, atractivos, que tenemos que utilizar para
                    poder conectar con sus mentes; de esta manera fijaremos los
                    conocimientos, para que ellos sean los conductores de su
                    aprendizaje en el futuro y los primeros investigadores.
                    De esta forma, y no de otra, es como se aprende. 
                  El niño aprende jugando. Este curso 2003/04 ya tienen
                    4 años, les pongo las regletas en una mesa grande.
                    Cuando terminan lo que tienen que hacer están deseando
                    pasarse a esa mesa, allí hacen las sumas de 2, 3 y
                    hasta de 4 sumandos. En sus folios hacen tantas sumas
                    como quieran; se animan unos con otros. No las repasan con
                    rotulador, hasta que yo no les doy el visto bueno, y van
                    corrigiendo la representación de los números.
                    Nunca les pongo una suma en la pizarra. Ellos plasman en
                    sus folios tantas como quieran. 
                  En síntesis. Las metas de la “ESCUELA CREATIVA” son:
                    LIBERTAD DE ACCIÓN, SABER ESCUCHAR, PARTICIPACIÓN,
                    TOLERANCIA Y AUTONOMIA. 
                  Para mí el concepto de MOTIVACIÓN me
                    recuerda automáticamente al de ACTIVIDAD, la
                    búsqueda de algo nuevo, es contrapuesto a RUTINA
                    y MONOTONÍA. 
                  Esta experiencia con niños de 3 años, la tengo
                    grabada en vídeo. Los niños están más
                    de una hora jugando con las matemáticas, lecto-escritura,
                    conceptos básicos, canciones y exponiendo su CREATIVIDAD
                    en folios, sin cansarse. En el vídeo se comprueban
                    las CAPACIDADES que tienen. 
                  Emocionados van comprendiendo, con una lógica aplastante
                    el sistema numérico, guiados por mí, pero descubierto
                    por ellos 
                  Las metas de la “ESCUELA CREATIVA” son: LIBERTAD DE ACCIÓN,
                    SABER ESCUCHAR, PARTICIPACIÓN, TOLERANCIA y AUTONOMIA. 
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