Las matemáticas y el sistema numérico
con niños de tres años.
Metodología experimentada, basada en la motivación
y en la estimulación sensorial del niño
Carmen Gabaldón Ivars
CP Santa María de Gracia (Murcia)
Según GLENN-DOMAN : Un niño
prefiere APRENDER antes que a jugar o comer.
A los 3 años la mayoría de los niños
se han graduado “Cum Laude”en varias facultades de la universidad
de la vida y han aprendido más que en los largos años
que les quedan por vivir.
• Los programas educativos reflejan una gran confusión.
Parecen no confiar en la inteligencia y en las expectativas
de los niños, por su extrema pobreza. El peligro de
aburrirlos es enorme; pero los educadores lo evitan presentándoles,
uno y otro día, y hasta uno y otro año los mismos
contenidos, disfrazados con ingeniosa creatividad. Es
un error colosal porque el interés y la capacidad del
niño son máximos.
• Nadie quiere ni puede aprender tanto, ni tan bien como un
niño menor de 3 años.
• La capacidad de almacenar datos concretos es inversamente
proporcional a la edad.
• El ejemplo del aprendizaje de una lengua es definitivo;
si un niño desde que nace convive con tres personas
que hablan idiomas diferentes, nadie es capaz de aprenderlos,
tan deprisa y tan bien como ellos.
La consecuencia es que cuanto menor sea la edad de un niño,
tanto más fácilmente puede aprender: las palabras
orales y escritas de una lengua, los nombres de las cosas,
la apariencia de los animales salvajes y domésticos,
peces, aves, flores, árboles, instrumentos musicales,
figuras geométricas, la imagen de los personajes, reyes,
artistas, inventores, pensadores, mapas, obras de arte, edificios,
catedrales, palacios, castillos, y restos de civilizaciones
antiguas.
El método de los BITS DE INTELIGENCIA de GLENN-DOMAN
propone suministrar al niño información abundante,
de óptima calidad, atractiva, variada, bien dosificada
y repetida un número de veces. Hasta que su cerebro
capte la información, la procese y la almacene.
Así pues está claro que el niño pequeño
es el mejor discípulo posible, por dos razones: porque
en los primeros años se tienen más ganas de aprender
que nunca y en segundo lugar, por su gran facilidad, rapidez
y precisión para grabar en su memoria la información
básica.
Al entrar en clase por la mañana, después de
las rutinas diarias, les presentamos los BITS. Actualmente
mis alumnos, están conociendo los monumentos y las obras
de arte. Los padres alucinan.
Los niños pequeños memorizan los datos escuetos
con suma facilidad, luego esa habilidad va disminuyendo
y el estudio de las ciencias y de las artes se vuelve pesado
por la dificultad de digerir lo que podíamos llamar “LOS
HUESOS DEL MENÚ”, la parte seca y dura que constituye
el “ESQUELETO DEL CONOCIMIENTO”. Qué bonito sería
el estudio de la literatura, de la historia, ciencias naturales
y de las MATEMÁTICAS... si al comenzarlos nos fueran
familiares los nombres y las imágenes de las personas
y de los animales; para los niños sería como
seguir escuchando hermosos relatos tan fabulosos
como los de la infancia.
Desde el curso 1998/99 que conocí los
Bits de Inteligencia de Glenn Donan, me dí cuenta
de que ésto lo había yo practicado en la escuela,
desde mi inicio, con carteles de todo lo que yo quería
que aprendieran mis alumnos, de esta manera el niño
comprende mejor lo que va a estudiar. Estos carteles atractivos
los tiene que ir asimilando en su pensamiento cognitivo, para
fijar los conocimientos, después es coser y cantar.
Siempre he trabajado en equipos y en gran grupo.
Unos de mis objetivos ha sido, y es, ENSEÑAR LA CAPACIDAD
DE APRENDER A APRENDER. Esto cuesta, pero se consigue. Mi meta
es que los niños “sepan”: LO QUE HACEN, POR QUÉ LO
HACEN, CÓMO LO HACEN Y PARA QUÉ LO HACEN; esto,
unido a los temas transversales y al trabajo en equipo, es
fundamental en toda la enseñanza.
Si los alumnos lo interiorizan, como me lo han demostrado
a mí; no habría “fracaso escolar”, ni en Educación
Infantil, ni en Educación Primaria.
Enseñar a pensar al niño es de lo más
importante, tienen que ejercitar la mente. Cuando hacen algo
mal hay que repetirles que no han pensado. Por la mañana
siempre les digo que enchufen el ordenador, así ponemos
la mente en marcha.
Mi metodología la he experimentado a lo largo
de mis años en la escuela y siempre al terminar el curso
escolar he hecho una reflexión sobre los resultados,
la mayoría positivos, si algo no ha ido bien, en el
próximo curso lo rectifico; soy muy crítica conmigo,
creo que realizo “investigación en la acción”.
Me interesa el “NIÑO”, él es el protagonista,
el descubridor de su aprendizaje, por eso “SORPRENDER” para
poner en marcha sus capacidades cognitivas, potenciarlas,
es muy interesante y positivo.
Suscitar el interés del niño, presentando situaciones,
actividades que atraigan su interés y que pueda
relacionar con sus experiencias anteriores; para crear
estas situaciones, para que el aprendizaje sea significativo,
intelectual, afectivo y social, tienes que ver en sus CARAS
la misma expresión que tendrían si estuvieran
viendo una representación de “payasos de circo” “animales
del zoo” o un teatro de guiñol”.
Aunque parezca extraño, la MOTIVACIÓN y la confianza
con su maestra es vital.
Todo lo que me propuse en mis comienzos, todo lo que tuve
que pensar, ha sido y es: VER A LOS NIÑOS FELICES
Y CONTENTOS DENTRO DEL AULA.
La base del aprendizaje escolar se encuentra en estos primeros
años, todo lo que se haga en este campo, será la
clave para que el niño construya con eficacia su escolaridad
en el futuro.
LOS SENTIDOS los tienen muy desarrollados (ordenador, televisión,
cine...). Es fundamental explicar desde los 3 años para
qué nos sirven y cómo lo podemos utilizar en
nuestras actividades. Al principio estas actividades son
sensoriales y motoras, rápidamente se transforman
en actividad de PENSAMIENTO, REFLEXIÓN Y REPRESENTACIÓN.
Al decir motora me refiero a “su cuerpo en acción”,
es la vivencia profunda de una serie de situaciones educativas
que pasarán a un plano superior, de orden conceptual,
a través de símbolos, de imágenes, de
montajes plásticos, de estructuras figurativas; éste
será el medio a través del cual activaremos sus
facultades intelectuales.
Las regletas de Cuisenaire
Utilizo, como recurso metodológico muy importante
en mi aula, las regletas de Cuisenaire. Enseñan a razonar,
doy gracias de haberlas conocido y de poder transmitir
mis conocimientos numéricos a mis alumnos de Educación
Infantil. Las REGLETAS las grabé en mi mente para
toda la vida.
Empecé a utilizarlas por primera vez con niños
de 4 y 5 años en
el CP Santiago El Mayor. Los niños pueden jugar con
los números, pueden divertirse haciendo sumas
de 2, 3, 4 sumando, podrán descomponer los números.
Las MATEMÁTICAS trabajadas con las REGLETAS no serían
el TERROR de los estudiantes; se resuelven toda clase
de problemas, es un placer trabajar con ellas.
En el CP SANTA MARÍA DE GRACIA estoy desde el curso
1998/99 hasta el día de hoy, he impartido clases a
niños de 4 y 5 años. Estos niños han
terminado con 5 años con un conocimiento matemático
increíble, conociendo los números hasta
el 100, las unidades y las decenas, los han descubierto manipulándolos;
jamás me han dicho un número que no lo tuvieran
en la mano. Juegan con las sumas y me las escriben en el
folio, jugamos con los problemas. Las MATEMÁTICAS,
ALGO TAN ABSTRACTO SE CONVIERTE EN ALGO CONCRETO CON LAS
REGLETAS DE CUISENAIRE.
Primera experiencia con niños de 3 años
Llevar esta experiencia de Matemáticas a niños
de 3 años puede parecer un gran disparate a muchos
docentes. Muchos me comentan que el niño tiene que
jugar y hacer otras cosas.
¡El niño jugar!, en sus casas tienen verdaderas
tiendas de juguetes, y en el colegio también.
El niño tiene que jugar ¡claro que sí!
Pero a descubrir cosas nuevas que no tienen en sus casas;
tienen que jugar a descubrir sus CAPACIDADES, que son
infinitas.
En mi modesta opinión, creo que el niño es
capaz de asimilar y comprender “TODO” lo que queramos
que aprenda. Hay que saber y buscar, LA METODOLOGIA Y
EL MOMENTO ADECUADO.
¿Serán capaces los niños de 3 años
de asimilar con las REGLETAS todos los números
del almanaque y los suyos también? me preguntaba;
sería incapaz de hacerlo si no las tuviera; el niño
no puede asimilar en su mente nada abstracto, tenemos que
convertirlo en algo concreto.
Me convierto en “MALABARISTA” para enseñar los
números.
Comienzo por el 1, la cantidad y la regleta con forma de
dado de color blanca es el número de Pablo ¿lo
veis? El primer niño de la clase se pone muy contento.
Voy a la pizarra, cojo una tiza y hago el número
1, muchas veces y digo: punto para arriba, para abajo...lleno
la pizarra de unos, es difícil !no hacerlo!
Al día siguiente les presento el 2 de color rojo.
—¿Sabéis, por qué se le llama 2? Porque
el 1 cabe 2 veces, mirar vamos a contarlos, el dado cabe
dos veces, ¿lo veis?
Lo ponemos con el número y la cantidad; las manipulan,
las tocan les digo que se llaman REGLETAS.
—¿Sabéis qué niña de la clase
tiene este número?
—Yo, dice Emma.
Todos miran el mural y lo comprueban. Es de color rojo.
Salgo a la pizarra y dibujo un pollito, a continuación
hago el número 2 y les digo: punto “cabecita de pollito
pun”... lleno la pizarra de números 2 y 1. Es muy
difícil ¡ no hacerlo!
Pasados unos días volvemos a coger las Regletas y
compruebo que ya reconocen el 1 y el 2. Saco fichas plastificadas,
que representan una flor, dos flores, un lápiz,
dos lápices.....
En gran grupo nos ponemos otro día en
la alfombra, saco la caja y yá las reconocen: ¡ las
regletas, las regletas!... La cantidad, y el colorido
les llaman la atención.
Les presento la de color verde claro! Es el número
3.
—“¿Sabéis por qué se le llama 3? Se
quedan callados.
—Porque el 1 cabe tres veces, vamos a ver, 1, 2, 3.
—Sí, sí...!Es mi número! dice José Antonio”.
Lo colocamos encima del número 3 con la cantidad
correspondiente y lo comprobamos en el mural.
Tengo hechas unas transparencias, en forma de escaleras
se encuentran los números hasta el 5, las pongo en
el suelo y ellos van poniendo las regletas en las casillas
correspondientes. Se inicia un debate entre ellos.
—“¡Aquí!
—¡No!, allí..... Recogemos y las guardo,
se quedan con ganas de seguir jugando. Llego a la pizarra
y hago una culebra, a continuación les digo punto
y alrededor de ella, hago el número 3, es difícil,
no hacerlo....
Les presento otro día la regleta “rosa”, es el número
4
—¿Quién lo tiene?
—¡Yo!
—¿Cómo te llamas tú?
—Ainhoa. “
Comprobamos y efectivamente es su número, se
pone muy contenta; la ponemos encima del 4 y con la cantidad
correspondiente, comprobamos que la regleta blanca cabe
4 veces en la rosa. Salgo a la pizarra y les presento el
número 4, se parece a una silla, es difícil,
no hacerlo...
No vuelven a verlas hasta la semana siguiente, que les presento
la regleta amarilla, es el 5; comprobamos que el uno
cabe cinco veces, 1, 2, 3, 4. 5.
—“¿Algún niño tiene este número?
—¡Es mío!”
Efectivamente es el de Roberto, comprobamos en el mural,
colocamos la regleta encima del número 5 y contamos
las cinco flores...
Desaparecen las regletas y solo me quedo con cinco cajas
que contienen varios lotes del 1 al 5, con los números
correspondientes y sus cantidades: de flores, lápices...y
las transparencias, para que ellos la coloquen en el lugar
correspondiente.
Poco a poco van asimilando los números de 1 al 5.
La regleta blanca del número 1 es la que tienen
que poner en cada color para comprobar cuántas veces
cabe, e ir contando, para poder comprobar.
Todos los días paso por cada equipo, y le doy a cada
niño una transparencia para que coloquen las regletas
en el lugar que le corresponden y vean el número y
la cantidad, siempre con mi presencia; también
las colocan en el mural para ver a qué niño
corresponde. A través de las regletas van conociendo
los colores. Este juego lo acogen con mucho júbilo.
Compruebo que jugar con las regletas les gusta y les divierte
y van comprendiendo que los cinco primeros números
del mes también tienen para ellos algún significado.
Después de las rutinas, nos sentamos en gran
grupo en la alfombra y les presento las REGLETAS, todos
las quieren coger y manipular, el colorido les atrae.
Mi clase se llama “EL PAÍS DE LOS SENTIDOS” cada
equipo representa un sentido y un color.
Muy importante es hablarles muy a menudo !Qué nos
pasaría si nos faltara algún sentido! Voy explicando
la importancia de cuidarlos para no quedarnos ciegos,
sordos...
Empezamos a dibujar el cuerpo humano; cada día
un niño es el protagonista y cogiéndole la
mano dibuja su cuerpo. Cada equipo está representado
por un sentido.
• El equipo del círculo rojo, la vista.
• El equipo del círculo verde, el oído.
• El equipo del círculo azul, el olfato.
• El equipo del círculo amarillo, el gusto.
• El equipo del círculo naranja, el tacto.
Total 25 niños y niñas, todos representados
en un gran mural, con los sentidos correspondientes.
Explicar desde los 3 años para qué sirven
cada uno de los sentidos; con el tacto no se debe pegar;
si no sabemos utilizarlo, nos haremos daño y no podremos
pintar.
Para escuchar a la señorita utilizamos
el oído y la vista, y el tacto lo guardamos entre
los brazos, así aprendemos muchas cosas. Estas frases
las repito continuamente, y ¡claro! que la llegan a
interiorizar.
Para escuchar música utilizamos el oído...
Después del periodo de adaptación, el
niño tiene que aprender una serie de consignas que
las tiene que ir asimilando.
El niño tiene que ir comprendiendo que cuando
nos encontramos en gran grupo, en la alfombra, es que
vamos a oír, ver, o hablar de algo muy importante
y que tenemos que tener en alerta el oído y la vista.
El 100% de audiencia me garantiza una conexión con
sus mentes.
Todo lo que yo haga o diga tiene que ser atractivo, mis
actuaciones como “MALABARISTA”, para enseñar
MATEMÁTICAS y “PRESENTADORA” (SORPRESA, SORPRESA)
para enseñar la LECTO-ESCRITURA son acogidas
de buen grado por ellos.
Me propuse ponerles en sus perchas la foto de cada uno y
su número correspondiente.
Entrando en la clase, la pared primera corresponde a todas
las rutinas diarias: días de la semana, meses del
año, un tren transportando los diez primeros números.
Les puse un almanaque con los números grandes, las
figuras geométricas, conceptos básicos:
espaciales, temporales, y por último, les dibujé las
REGLETAS en tamaño natural con sus colores y número
correspondiente, hasta el número 30, en folios plastificados,
cerca de su alcance para que las puedan comprobar y manipular.
Cuando pasamos lista contamos los niños que han faltado,
comprobamos todos los días:
—“Hoy estamos a martes día 8, es el número
de Patricia” Y a continuación lo escribo en la pizarra.
Ellos están deseando que les toque el día que
corresponde con su número.
A todos los folios les pongo el número arriba a la
derecha, cuando los llamo les digo:
—“¿Sabes Lucía qué número tienes?
—Sí, el siete....
—“Mi madre dice que yo tengo el número diecisiete”,
me dice Ignacio. Así van recordando, que cada uno
tiene un símbolo.
Sus mamás y papás vieron en la primera reunión
los números que tenían cada uno.
Día tras día, después de las rutinas,
nombramos el protagonista, escribo el número y el
nombre, y cada fonema del nombre lo señalo en el abecedario
muy grande que tenemos encima de la pizarra con su dibujo
correspondiente. Ejemplo: PABLO, la P de pulpo, la A
de árbol, la B de bota, la L de lupa y la O de oso.
Sus ojos empiezan a moverse de un lado hacia otro, y empieza
todo un mundo por descubrir, ¿será atractivo
este gran descubrimiento para ellos? Con la MOTIVACIÓN
y mis actuaciones, lo pasan “bomba”.
Desde primero de Septiembre, reciben un bombardeo de noticias
relacionadas todas con “ellos”; es maravilloso ver las expresiones
de sus caras ante tanta información; como es natural,
estas informaciones se las doy actuando como “MALABARISTA” para
enseñar MATEMÁTICAS y como “PRESENTADORA” (SORPRESA..SORPRESA)
para enseñar LECTO-ESCRITURA. No podría ser
de otra forma.
Empiezan a activarse sus sentidos y a desarrollarse
sus facultades intelectuales. Todos los días están
deseando saber si él o ella es el protagonista para
ver reflejado su nombre y su número en la pizarra
y oír todo lo que digo de esos símbolos,
y poder dibujar su cuerpo. También saben que el protagonista
es el primero de la fila.
Todos los días les pongo a los cinco primeros niños
las regletas que les representan, les digo que no las toquen.
Los demás se quedan un poco extrañados. Quiero
llegar a que sean ellos los que quieran conocer sus números ¿Llegará el
momento?... No lo sé... Es muy importante que ellos
quieran descubrirlos, no puedes seguir si ellos no tienen
interés.
Como es natural, sin la MOTIVACIÓN sería
imposible. Siempre me pongo las pilas para que eso ocurra.
La monotonía nunca se debe producir en una clase,
es la agonía del aprendizaje escolar.
Aprovecho que ya van conociendo las regletas hasta
el 5, para plantearles problemas entendibles. Ejemplo:
—“Vamos a imaginarnos que esta regleta amarilla, se ha convertido
en caramelo y es de la hermana de Cristina. ¿Cuántos
caramelos tiene tu hermana Cristina?
—Cinco.
—Vamos a comprobarlo, la regleta blanca cabe 5 veces en
la amarilla. Tu hermana tiene 5 caramelos y tú no
tienes ninguno, te enfadas. Viene tu padre y te pregunta:
—“¿Por qué lloras?
—Y tú le dices que tu hermana tiene 5 caramelos y
tú ninguno.
—!Vamos al quiosco!
—Y te da una regleta verde claro. ¿Cuántos
caramelos son?
—3”, me contestan. Lo comprobamos y ella se da cuenta que
su hermana sigue teniendo “más” caramelos “que” ella,
y ella quiere tener “tantos” caramelos “como” su hermana.
—“Viene tu abuelo y le vuelve a preguntar. Ella se lo cuenta
y le dice:
—¡Vamos! Verás cómo lo solucionamos.
Le compra, la regleta roja.
—¿Cuántos caramelos?
—2.” Lo colocamos encima y comprobamos que tienen los mismos
caramelos.
—“Veamos los caramelos que tiene Cristina: 3 caramelos que
le da su padre + 2 caramelos que le compra su abuelo = a
5 caramelos que tiene tu hermana”.
Pongo los números verticales, con sus signos
correspondientes, y lo plasmo en la pizarra, empiezan a asociar
cantidades y a descomponer los números.
Hay que hacerlo siempre igual, cambiando los hermanos y
los niños y también la cantidad.
Pasadas unas semanas se produce “el milagro”, el equipo
del círculo azul (olfato) me dice:
—“Señorita ¿y los números de nuestro
equipo?
—¿Queréis saber vuestros número?
—¡Sí, sí....!, se produjo un verdadero
alboroto
—Bueno, cada niño tendrá su número,
pero tenéis que estar muy atentos”.
Saco la caja de las regletas, las pongo en medio de la alfombra,
coloco los cinco primeros números en fila y desparramo
los demás, hasta el diez; contamos del 1 al 5 y les
digo: vamos a poner el siguiente, tenemos que pensar, sale
Cristina y coloca el 7 (negro), se dan cuenta que ese no
es, sale Alicia y coge la regleta verde oscuro, y la coloca.
—“¡Esa es señorita!
—Muy bien, habéis acertado. Es de color verde oscuro
y es el número 6, ¿de quién es este
número?” Contestan al unísono de Miriam. Veamos.
Cojo la del 1 y empezamos a contar: 1, 2. 3. 4, 5. 6, se
pone muy contenta, ya conoce y puede coger su número,
lo comprobamos en el mural y efectivamente, es el número
6 de Miriam.
Me dirijo a la pizarra, y lo plasmo muchas veces: punto
y dibujo el 6, es difícil ¡no hacerlo!. Repetimos
el problema de los caramelos y es Miriam con “su hermana” la
que lo representa, hasta conseguir los mismos caramelos que
ella.
Siempre que les digo !no hacerlo! Les produce el efecto
contrario, unas enormes ganas, pero su madurez con el lápiz
no es todavía suficiente.
Desde que comenzamos el colegio, han comenzado a colorear
infinidad de fichas; siempre lo van haciendo con una orden
dada. Pintamos el pelo, la cara , el suéter de los
colores que les presento; me interesa que cojan fuerza en
sus dedos y manos.
Una vez que el niño ha fortalecido sus manos
con plastilina, coloreando y haciendo toda clase de ejercicios,
paso a la CREATIVIDAD. Primero el niño va observando,
cómo yo dibujo y escribo en la pizarra y él
lo va consiguiendo a su manera.
En el segundo trimestre, han experimentado un cambio muy
importante; se saben el abecedario, van conociendo los
números, el almanaque, los días de la semana;
van plasmando en sus fichas infinidad de cosas de la
pizarra.
Después de las rutinas, y en la alfombra vuelvo a
presentarles las regletas.
—“¿Quién quiere conocer su número?
—¡Yo, yo, yo!.....”
Pongo las regletas en fila hasta el 6, enseguida se dan
cuenta, y Lucía coge la negra y la pone al lado del
6.
—“Es mi número señorita. Comprobamos
y efectivamente es su número. Patricia coge la regleta
marrón y la coloca detrás del 7.
—Este es mi número.
—¿Sabes cómo se llama?
—Sí, 8. Comprobamos como siempre y efectivamente
han acertado. Les damos aplausos.
—¿Jugamos a los caramelos señorita?, me pregunta
Lucia.
—¡Claro que sí! Hacemos como siempre, descomponemos,
asociamos y sumamos, todo lo escribo en la pizarra”.
Al día siguiente, después de las rutinas,
coloco las regletas en los equipos, y en el azul sólo
les falta a los dos últimos. Estos niños se
llaman los dos DANIEL, se diferencian en el número,
uno tiene el 9 y el otro el 10...
Nos sentamos en la alfombra, nos quedan dos regletas por
descubrir, enseguida las cogen sus respectivos
dueños, Daniel que tiene el número 9, tiene
en sus manos la de color azul, comprobamos con la del 1 y
efectivamente cabe 9 veces y Daniel que tiene el número
10, tiene la del color naranja, volvemos a comprobar y efectivamente
el 1 cabe 10 veces. Vuelvo a escribir los números
en la pizarra.
Las semanas siguientes, volvemos a plantearnos los
problemas de los caramelos, con los nuevos números
y sus representantes, es un placer verles jugar con
las regletas. Se colocan alrededor de la alfombra, les pongo
delante de los 10 primeros su regleta correspondiente,
no la pueden tocar. Comienza un bombardeo de preguntas
y respuestas. En medio de la alfombra están los números
del 1 al 10, en grande. Todos quieren que les pregunte.
—“Pablo, coge tu regleta y colócala en su número
correspondiente.
—¡Muy bien!, un aplauso.
—Francisco, coge la amarilla y la pones donde corresponda.
Duda, pero los demás le indican.
—¡Bien!, un aplauso”.
Vamos pasando las semanas interiorizando lo aprendido. Llega
el momento y empezamos a contar los dedos de las manos. Abro
la mano entera y contamos los dedos y les pregunto:
—“¿Qué regleta tengo que coger?
—¡La amarilla, el número 5 de Roberto!, me
contestan. Abro las dos manos y contamos los dedos y les
pregunto qué regleta tengo que coger.
—La naranja, el número 10 de Daniel”.
Ya hay niños que se saben todos los números
de sus compañeros, es fascinante la memoria que
tienen.
Llego un lunes y pongo las 10 regletas en las mesas de los
dos primeros equipos, cada niño con la suya. Se produce
lo que yo estaba esperando, Cristina me dice:
—“Señorita nosotras queremos tener también
nuestros números. Los equipos restantes también
dan la voz de alarma:
—Y nosotros también.
—¿De verdad queréis saber vuestros números?
—¡Sí, sí!.......”
En clase hay dos niñas que se llaman Mirian, conocemos
el número 6 de la primera, la segunda tiene el 11.
—“¡Fíjate, Miriam!, tu número es el
10+1. Le pongo la regleta naranja + la blanca, lo coge y
se le cambia la cara de alegría.
—Javier, ¿qué número es el tuyo?
—El 12.
—Pues toma, la naranja + la roja = 10+2, ¡que fácil!”
Contamos señalando las regletas del 1 al 12.
—“¿Seguimos?
—¡Sí, sí!
—Isabel, tu número es el, 13. Cristina da botes en
la silla, ha descubierto el número, ella sola coge
la regleta naranja + la verde clara = 10+3. Fuensanta está nerviosa.
—¿Qué número es el tuyo?
—El 14.
—Mira el número de tu compañera”. Enseguida
coge la naranja + la rosa = 10+4, el equipo azul está que
no cabe en la silla, dan botes, ¡tienen sus números!,
todos no, Cristina reclama el suyo; es el....15.
—“¿Sabes cogerlo?
—Sí, si”, entre sus manos tiene la regleta naranja
+ la amarilla = 10+5..”
Es fantástico ver cómo van descubriendo el
sistema numérico. ¡qué alegría
y qué placer reflejan en sus caras! Guardo las regletas.
Como no se las dejo para jugar como construcciones, cuando
las ven cogen los números de sus compañeros
y me los traen diciendo señorita, el número
de Lucía, el de Daniel, otro me trae la suma en la
mamo, mira... 3+2+4=9, así todos los días.
Después de una semana se vuelve a producir lo tan
esperado por mí; les pongo a todos en sus mesas sus
correspondientes números de colores, y los dos
equipos, el amarillo y el naranja me dicen:
—“Señorita, ¿y nuestros números?
—¿Queréis conocerlos?
—¡Sí!, ¡sí!
—Vamos a repasar: Pablo tiene el 1... llegamos al 9, el
1 cabe 9 veces, veamos, 12=10+2, el número de Cristina
es el 15 =10+5. ¿Y el tuyo Alicia?
—El 16”, me contesta.
—“¡Cógelo!” Entre sus manos tiene, la regleta
naranja + la verde oscura = al 10+6, es el 16. Ignacio coge
la naranja + la negra = al 10+7, el 17. Alba coge la naranja
+ la marrón = al 10+8, el 18 Francisco coge la
naranja +la azul =al 10+9, el 19.
¡Por fin llegamos al 20!
—“¡Atención, atención!, ¿cuántos
dedos tenemos en cada mano? Vamos a contarlos. Comprueban
que tenemos 10, llamo a Felipe y le pongo la regleta naranja
entre sus dos manos.
—¿Sabéis cuantos dedos tenemos en los
pies? Se quedan sorprendidos, nunca se los habían
contado.
—Cuando os duchéis esta noche os los contáis,
no se os olvide. Yo os diré que tenéis 10 dedos,
5 en un pié, y 5 en el otro pié = que en las
manos. Cojo una regleta naranja y se la pongo a Felipe en
sus pies, y les digo: 10 dedos en las manos + 10 dedos en
los pies = 20, el número de Felipe.
A partir de ahora coloco sus números debajo de los
carteles donde tengo las regletas en tamaño natural,
al alcance de sus manos, donde existe un mueble largo, apropiado
para ello. Es sorprendente verlos disfrutar con los números.
Cuando terminan, en vez de irse con los juguetes, se van
donde están las regletas, las manipulan y las van
colocando en el mural, comprobando los números de
sus compañeros.
Jugamos a adivinar los números de sus compañeros,
y a dar aplausos al que los reconozca; comprobamos
con los números de los carteles, dónde están
sus fotos. Este juego les desborda, todos quieren salir a
reconocer los números de sus compañeros.
Siempre doy Matemáticas y Lenguaje después
de las rutinas, donde sus mentes están cargadas de
energía.
Esta experiencia es el resultado del 100% de atención
de estos niños de 3 años. Conseguir esta atención
fue mi primer objetivo, sin ella hubiera sido imposible.
Pasado unos días el equipo naranja me dice que todos
saben sus números menos nosotros.
—“Tenéis que pensar y descubrirlos vosotros, ¿seréis
capaces?
—¡¡Sí!!”
Nos ponemos en gran grupo en la alfombra, cada niño
coge su número, cruzan las piernas y se lo ponen delante,
sin tocarlo; contamos empezando por Pablo 1, 2, 3, 4,
... y vamos llegando al 19 de Francisco, y el 20 de
Felipe; les pregunto por el número de María
José, todos me contestan que es el 21.
—“Se dice 20+1= a 21
—Tengo que coger el número de Felipe 20 + el 1 de
Pablo, me contestan. Julia coge el número de Felipe
+ la regleta blanca, y se la pone a María José delante,
es el tuyo, María José”.
Enseguida sale Fernando y coge la naranja + la roja = al
20+2, el 22 ¡Es mi número! Por fin lo ha descubierto,
la alegría que le ha producido tenerlo entre
sus manos... Hay que verlo para creerlo.
Emocionados van comprendiendo, con una lógica
aplastante el sistema numérico, guiados por mí,
pero descubierto por ellos, El número de Julia es
el 23, el número de Felipe + el de José Antonio
= 20+3.
—“Julia, ¿lo puedes coger? Enseguida lo tiene
en sus manos. Irene hace lo mismo coge el 20+4= 24. Juan
Manuel da botes de alegría, ha descubierto su número,
coge el 20+5 = al 25”.
Todos quieren que le pregunte por los números de
sus compañeros, y poder comprobarlo ellos mismos con
sus manos.
Es emocinante la alegría que tienen al DESCUBRIR
algo tan novedoso para ellos.
Estos niños están deseando llegar a sus
casas para plasmar en folios, a su manera, lo que están
descubriendo. Me lo dicen sus madres, que llegan a sus casas
y les piden folios y lápices.
Todo lo que es descubierto por uno mismo, se grava en la
mente, y no se borra.
Tenemos que pensar en los procedimientos, mas adecuados,
novedosos, atractivos, que tenemos que utilizar para
poder conectar con sus mentes; de esta manera fijaremos los
conocimientos, para que ellos sean los conductores de su
aprendizaje en el futuro y los primeros investigadores.
De esta forma, y no de otra, es como se aprende.
El niño aprende jugando. Este curso 2003/04 ya tienen
4 años, les pongo las regletas en una mesa grande.
Cuando terminan lo que tienen que hacer están deseando
pasarse a esa mesa, allí hacen las sumas de 2, 3 y
hasta de 4 sumandos. En sus folios hacen tantas sumas
como quieran; se animan unos con otros. No las repasan con
rotulador, hasta que yo no les doy el visto bueno, y van
corrigiendo la representación de los números.
Nunca les pongo una suma en la pizarra. Ellos plasman en
sus folios tantas como quieran.
En síntesis. Las metas de la “ESCUELA CREATIVA” son:
LIBERTAD DE ACCIÓN, SABER ESCUCHAR, PARTICIPACIÓN,
TOLERANCIA Y AUTONOMIA.
Para mí el concepto de MOTIVACIÓN me
recuerda automáticamente al de ACTIVIDAD, la
búsqueda de algo nuevo, es contrapuesto a RUTINA
y MONOTONÍA.
Esta experiencia con niños de 3 años, la tengo
grabada en vídeo. Los niños están más
de una hora jugando con las matemáticas, lecto-escritura,
conceptos básicos, canciones y exponiendo su CREATIVIDAD
en folios, sin cansarse. En el vídeo se comprueban
las CAPACIDADES que tienen.
Emocionados van comprendiendo, con una lógica aplastante
el sistema numérico, guiados por mí, pero descubierto
por ellos
Las metas de la “ESCUELA CREATIVA” son: LIBERTAD DE ACCIÓN,
SABER ESCUCHAR, PARTICIPACIÓN, TOLERANCIA y AUTONOMIA.
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