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              Representación y
                    actividad: dos conceptos estrechamente asociados 
                Gérard Vergnaud 
                Resumen 
                Los psicólogos de comportamiento quisieron deshacerse
                  del concepto de la representación.
                  No solamente fracasaron, sino que hoy en día la representación
                  es el concepto central de la
                  psicología. Respeto al desarrollo de conocimientos matemáticos
                  en los niños, la representación no se compone
                  de números, figuras, dibujos, diagramas, gráficos
                  y álgebras, sino de formas interiorizadas de actividades
                  en situaciones. 
                La actividad es más que el comportamiento: el comportamiento
                  es solamente la parte visible de la actividad. Por eso, cuando se analiza
                  el comportamiento matemático, hay que estudiar la actividad
                  de representación, que es fundamental. El concepto de
                  esquemas es esencial para entender este problema. 
                La parte más importante de nuestros conocimientos consiste
                  en las competencias, y no pueden expresarse en palabras fácilmente.
                  Este es acierto para todos los dominios de conocimiento, incluso
                  las matemáticas, y es aun más verdad para los
                  niños, porque no pueden expresar los conocimientos que
                  usan en la acción. 
                Cuando se enfrentan a situaciones, los niños pueden
                  entender progresivamente las entidades relacionales entre cantidades
                  y magnitudes, entre posiciones, figuras y movimientos... Las
                  relaciones de parte-parte-entero, las relaciones de estado-transformación-estado
                  y las propiedades isomorfas en los problemas de proporciones
                  no pueden reducirse a estructuras numéricas, ni pueden
                  considerarse solamente entidades lingüísticas o
                  simbólicas. Son conceptos y teoremas en acción. 
                El carácter implícito de una gran parte de nuestros
                  conocimientos no significa que los conocimientos explícitos
                  no son operacionales. Pero no podemos quedarnos satisfechos
                  con una teoría que considera las matemáticas
                  solamente como un cuerpo explícito de conocimientos.  
                Incluso cuando a uno está interesado en la función
                  de la lengua y los símbolos en el desarrollo de la mente,
                  es necesario identificar con seguridad qué propiedades
                  del significante representan qué propiedades del significado.
                  Sabemos hoy en día que las palabras significan cosas
                  distintas para individuales distintos, especialmente para el
                  profesor y cada alumno individualmente. Vygotski explicó hace
                  70 años que el 'sentido' dado a las palabras es diferente
                  que su 'significado' convencional. Por eso, existe una necesidad
                  teórica para analizar la actividad y la representación
                  como compuestas por invariantes que pueden ser diferentes que
                  el significado de las palabras. Este problema solamente puede
                  resolverse si aceptamos la idea de que los esquemas engloban
                  invariantes operacionales: conceptos y teoremas en acción.
                  Es nuestro trabajo identificarlos, juntos con los otros componentes
                  de esquemas y la
                  representación. Varios ejemplos ilustrarán esta
                  vista inesperada. 
                DISTINTAS DEFINICIONES DE LA REPRESENTACIÓN 
                Pocos conceptos se utilizan con tantos significados distintos,
                  incluso en el mismo campo de la psicología.
                  Además, muchos escritores, cuando hablan de memoria,
                  juicio, lenguaje o razonamiento, tratan de la
                  representación. No puedo entretenerme, en esta conferencia,
                  en analizar estos significados. Haría falta una obra
                  entera. Me conformaré con definir tres de ellos, frecuentemente
                  adoptados, y que me parecen convenientes de analizar. Luego
                  ya introduciré un cuarto significado que modifica sensiblemente
                  la comprensión de los tres primeros. 
                Sentido 1: el flujo de la consciencia. 
                Sentido 2: los signos y símbolos, del lenguaje
                  o no, con los que comunicamos. 
                Sentido 3: los sistemas de conceptos, explícitos
                  o no, con los que un individuo piensa lo real, es decir identifica
                  los objetos del mundo, sus propiedades, relaciones y transformaciones. 
                Sentido 1: el flujo de la consciencia 
                La experiencia de este flujo es la prueba más directa
                  acerca de la existencia de la representación como fenómeno
                  psicológico. Cada individuo ha experimentado el movimiento
                  casi permanente de imágenes visuales, auditivas, kinestésicas,
                  somestésicas... que acompañan la vida durante
                  la vigilia y el sueño; también tiene consciencia
                  de sus propios gestos y palabras, aunque sólo estén
                  esbozados en la
                  mente. Sin embargo, no podemos analizarlos bien, pero este
                  movimiento casi continuo de preceptos, ideas, imágenes,
                  palabras y gestos, más o menos interiorizados, demuestra
                  que la representación funciona de manera irreprensible
                  y espontánea en cualquier momento. El flujo de percepción
                  forma parte integrante del flujo de la consciencia, al igual
                  que el flujo de la imaginación, asociado o no a la percepción. 
                Sentido 2: Los signos y símbolos 
                Sin signos y símbolos la representación y la
                  experiencia no pueden ser comunicadas. Asimismo el trabajo
                  del pensamiento va a menudo acompañado, incluso guiado,
                  por formas del lenguaje y manipulaciones de símbolos.
                  La numeración y las notaciones algebraicas no son sólo
                  conceptos matemáticos sino que tienen un gran papel
                  en la conceptualización y el razonamiento matemáticos;
                  la notación musical tampoco es música, pero la
                  ejecución de ciertas obras es inconcebible sin ella;
                  el lenguaje no es pensamiento, pero ¿qué sería
                  el pensamiento sin el lenguaje? 
                Sentido 3: el sistema de conceptos 
                Se trata del sistema con el que extraemos la información,
                  con el objetivo de llevar nuestra acción y actividad
                  de la manera más pertinente posible. Este significado
                  es menos evidente que los primeros ya que se apoya sobre la
                  tesis según la cual la representación, incluso
                  la percepción, está estructurada alrededor de
                  conceptos. El término “concepto” se utiliza en el sentido
                  amplio de la palabra puesto que designa constituyentes de naturaleza
                  diversa que pueden ser totalmente implícitos, mientras
                  que la palabra “concepto” generalmente se refiere exclusivamente
                  a objetos de pensamiento explícitos, lo mejor definidos
                  posible. Este planteamiento teórico es de gran importancia.
                  Lo clarificaremos más adelante cuando hablemos de los
                  invariantes funcionales: conceptos-en-acto y teoremas-en-acto.
                  La distinción entre conceptualización y simbolización
                  es esencial: no debemos confundir los sentidos 2 y 3, cualesquiera
                  que sea el papel de los signos y símbolos dentro de
                  la conceptualización. 
                A parte de estos tres significados que acabo de mencionar,
                  tengo que introducir un cuarto significado, el de la representación
                  como actividad funcional: la representación no es, de
                  hecho, un epifenómeno que acompaña a la actividad
                  sin realmente orientarla o alimentarla. Tampoco es un diccionario
                  o una biblioteca; se trata de un proceso dinámico, o
                  más bien de un conjunto jerarquizado de procesos dinámicos. 
                Sentido 4: le representación como conjunto de esquemas 
                Dos motivos principales y complementarios rigen la funcionalidad
                  de la representación: 
                - Organiza la acción, la conducta, y más en
                  general la actividad, siendo ella misma el producto de la acción
                  y de la actividad. Es el concepto de esquema
                  que mejor expresa esta idea. 
                - Permite una cierta simulación de lo real, y por lo
                  tanto la anticipación; 
                Este cuarto significado modifica el alcance teórico
                  de los tres primeros arriba mencionados. En efecto, el mismo
                  flujo de la consciencia se organiza en esquemas, con su doble
                  propiedad de ser oportunistas y sistemáticos; es también
                  en los esquemas donde tenemos que buscar la primera expresión
                  de los conceptos que organizan la actividad; y finalmente,
                  los esquemas de diálogo y enunciación engendran
                  las actividades del lenguaje y del símbolo.  
                La consciencia acompaña parcialmente a la actividad,
                  pero la estructura de la actividad no es idéntica, ni
                  mucho menos, a la del flujo de la consciencia. El motivo de esta separación
                  reside en el hecho de que la consciencia sólo influye
                  sobre una pequeña parte del funcionamiento psíquico
                  en situación (con prioridad a la toma de información
                  y al control de los efectos de la acción). Sea como
                  fuere, las características de la actividad, especialmente
                  los objetivos que el sujeto se da a si mismo, y las coacciones
                  particulares con los que tiene que actuar, determinan los conceptos
                  movilizables en una situación dada. Estas coacciones
                  pueden ser reales o imaginadas: en efecto, otra propiedad de
                  la consciencia, complementaria a la primera, es poder asociar
                  objetos ausentes o imaginarios, con la intención, el
                  deseo, la percepción. 
                EJEMPLOS DE ESQUEMAS 
                El esquema de la enumeración 
                Un, dos, tres, cuatro… ¡cuatro! En el esquema
                  de la enumeración de un niño de cuatro o cinco
                  años, podemos identificar al menos dos conceptos matemáticos
                  implícitos: el de la correspondencia biunívoca
                  y el de cardinal. 
                En la actividad del niño, la correspondencia biunívoca
                  (hay que contar todos los objetos, y no contar dos veces el
                  mismo) toma la forma de una relación entre cuatro categorías
                  de elementos: 1) los objetos que enumerar, 2) los gestos del
                  brazo, de la mano y del dedo, 3) los gestos de la mirada, 4)
                  los gestos del habla. Si una de esas correspondencias no es
                  biunívoca, si por ejemplo la mirada o el habla van demasiado
                  rápido o lento, la enumeración falla. Eso es
                  lo que les pasa a los niños pequeños, y a algunos
                  discapacitados que tienen dificultad en distribuir el tiempo
                  de sucesión de sus gestos, y en coordinar los distintos
                  registros implicados, particularmente el de la mirada. Las reglas que generan  progresivamente
                  la actividad se refieren por lo tanto a la toma de información
                  y al control, no sólo a la acción.  
                El cardinal: en el ejemplo más arriba, la repetición
                  de la última palabra: cuatro… ¡cuatro! es
                  un signo observable de esta conceptualización. Algunos
                  niños utilizan otra modalidad de enunciación,
                  acentuación: un, dos, tres, ¡CUATRO! Conocemos
                  las dificultades que tienen algunos niños para cardinalizar:
                  no resumen la información recogida del conjunto. Como
                  respuesta a la pregunta ¿cuánto?, hecha
                  por los interlocutores vuelven a contar todos los objetos. 
                Por supuesto no saben utilizar el cardinal para efectuar sumas. 
                El esquema de base de la adición 
                Supongamos que en una fiesta de cumpleaños, una madre
                  pide a su hija de 5 años que cuente cuántos niños
                  están en el salón. La hija corre al salón
                  y cuenta cuatro. Devuelve la información a su madre
                  quien le pide ahora que cuente los niños que están
                  en el jardín. La niña corre al jardín
                  y cuenta tres. 
                ¿Cuánto es esto en total? le pregunta la madre. La niña se va corriendo otra
                  vez al salón (un, dos, tres, cuatro) y luego
                  al jardín (cinco, seis,¡siete!) y vuelve
                  a su madre para decirle siete. Cardinaliza pero no opera
                  con números. Desde luego ha pensado en la unión
                  de los dos subconjuntos puesto que vuelve a contar el total,
                  pero no ha operado con números. Después de unos
                  meses seguramente sea capaz o de declarar que 4+3 son 7, o
                  de no volver a contar los niños del salón, tan
                  sólo acordarse del cardinal y contar  a partir
                  de ahí los niños del jardín (cinco,
                  seis, siete... ¡siete!). Podemos decir entonces que
                  opera con números y no sólo con conjuntos.  
                El teorema-en-acción que le permite ahorrarse el recuento
                  del total es un axioma de la teoría de la medida cardinal
                  (salón U jardín) = cardinal (salón) +
                  cardinal (jardín). El nuevo método de la niña
                  se apoya, en efecto, sobre el conocimiento implícito
                  de la equivalencia entre unificar primero las dos partes y
                  enumerar luego el total, o enumerar las partes primero y sumar
                  los cardinales luego. Es una propiedad constitutiva del número
                  que hace de él un concepto más rico que los de
                  relación de orden o de equivalencia. 
                La busca de un estado inicial 
                Entre las relaciones prototípicas de la suma y de la
                  resta figura la relación entre un estado inicial, un
                  estado final, y la transformación entre estado inicial
                  y estado final (aumento o disminución, ganancias o pérdidas
                  en los ejemplos de abajo). 
                a) Pierre tenía 6 canicas, juega una partida
                    con Robert y gana 5. ¿Cuántas canicas tiene
                    ahora? 
                b) B) Suzanne tenía 9 canicas, juega una
                    partida con Stéphanie y pierde 3. ¿Cuántas
                    canicas tiene ahora? 
                c) Andrée tenía 16 canicas; después
                    de haber jugado una partida de canicas con Thierry, tiene
                    11 canicas. ¿Qué pasó durante la partida? ¿Ganó Andrea
                    o perdió? ¿Y cuántas canicas? 
                d) Thierry tenía 16 canicas; después
                    de haber jugado con Andrée, tenía 12. ¿Qué pasó durante
                    la partida? ¿Ganó Thierry o perdió? ¿Y
                    cuántas canicas?  
                e) Stéphanie acaba de ganar 3 canicas jugando
                    con Suzanne. Ahora tiene 10. ¿Cuántas canicas
                    tenía antes de jugar? 
                f) Robert acaba de perder 5 canicas jugando con Pierre.
                    Ahora tiene 7. ¿Cuántas canicas tenía
                    antes de jugar? 
                Se han llevado a cabo numerosas investigaciones sobre este
                  tipo de situaciones. Sabemos que los últimos dos casos
                  (Stéphanie y Robert) son los más complicados.
                  Voy a interesarme en el último. La solución canónica
                  es una suma 7+5. Se apoya sobre un nuevo teorema-en-acción:
                  si una disminución provoca un paso al estado inicial,
                  entonces un aumento provoca un paso del estado final al estado
                  inicial. Invertimos el sentido de la transformación. 
                                                   Si
                  F=T(I) entonces I=T-1 (F) 
                De ahí la regla: hay que añadir las canicas
                  perdidas. Sin embargo, existe un pequeño obstáculo
                  epistemológico en esta regla y en este conocimiento
                  porque la suma, para el niño, es asociada primero a
                  una ganancia y no a una perdida. Por lo tanto, podemos observar
                  que algunos alumnos recurren a un esquema distinto: hacer una
                  hipótesis sobre el estado inicial (pongamos 15), aplicar
                  la disminución -5, encontrar 10, y acercarse a 7 haciendo
                  una nueva hipótesis, por ejemplo 14. Observamos incluso
                  ajustes más sofisticados, como una disminución
                  de 3 de la hipótesis inicial (ajuste que se basa sobre
                  la diferencia entre el resultado que acabamos de obtener (10)
                  y el estado final indicado en el enunciado de la situación
                  (7). 
                Algunos niños rechazan el problema pura y duramente:
                  no pueden sacar de sí mismos los esquemas que les permitirían
                  dar sentido a esta situación. 
                Sin embargo, el conjunto de situaciones de suma y resta está formado
                  por numerosos tipos de problemas que se refieren no sólo
                  la transformación de cantidades y tamaños o la
                  relación parte/parte/todo, pero también se refieren
                  a relaciones de comparación positivas y negativas (x
                  de más o de menos que), combinaciones y “descombinaciones” de
                  transformaciones (ganancias y perdidas, ingresos y gastos),
                  transformaciones de las relaciones positivas y negativas (préstamos
                  y reembolsos). Por lo tanto es necesario recurrir al marco
                  teórico de los campos conceptuales, que de hecho es
                  pertinente tanto para el estudio de las habilidades de los
                  adolescentes y de los adultos como de las habilidades de los
                  niños pequeños. Un campo conceptual es, por definición,
                  un conjunto de situaciones y conceptos en estrecha conexión.
                  Ya volveré a hablar de ello más adelante. 
                La colocación de datos numéricos o casi numéricos
                    a la derecha 
                En una antigua investigación, habíamos pedido
                  a algunos alumnos del último año de primaria
                  y primeros años de secundaria que colocaran en una recta
                  aún no graduada pesos de los bebés al nacimiento
                  (primer caso), resultados de campeones por lanzamiento de jabalina
                  (segundo caso), fechas de nacimiento (tercer caso), y edades
                  de niños pequeños (cuarto caso). Les pedimos
                  que graduaran la recta tomando como escala un centímetro
                  por 100
                  gramos (primer caso), un centímetro por 10 centímetros (segundo caso),
                  un centímetro por un mes (tercer y cuarto caso) y luego
                  que colocaran los datos. Esos datos son numéricos en
                  los dos primeros casos y casi numéricos en los dos últimos.
                  La tira de papel sobre la que tenían que realizar el
                  trabajo medía 60
                  centímetros y la medida de la escala les permitía
                  colocar encima todos los datos así como el cero de origen  para
                  el caso de los pesos de los bebés al nacimiento, y en
                  el de las edades de los niños pequeños, pero
                  no en los otros dos casos. Los niños inventaron soluciones
                  sorprendentes. Recogimos más de 50 grupos distintos
                  de protocolos. Veamos unos ejemplos: 
                - la colocación de punta a punta de los datos:
                  el segundo dato está colocado a partir del punto de
                  llegada del primero, y así sucesivamente. No hay inclusiones
                  de los significantes gráficos. 
                
                                       A                     B                     C 
                - la descomposición del mismo dato en partes disjuntas:
                  un lanzamiento de jabalina de 69,75 metros está descompuesto en 6
                  decenas de metros, 9 metros, y 75 centímetros, y representado
                  por tres trazos distintos, colocados en partes distintas de
                  la tira de papel, con escala distintas. Como esta interpretación
                  de la tarea vale para los siete lanzamientos de jabalina, la
                  tira de papel se encuentra cubierta por tres familias de segmentos:
                  una para las decenas, una para los metros, una para los centímetros. 
                - El día del mes sólo sobre una línea
                    de 30 unidades, en el caso de las fechas de nacimiento.
                    Los datos relativos al año y mes de nacimiento son
                    deliberadamente ignorados.        
                - El mes de nacimiento sólo sobre una línea
                    de 12 unidades, y la renuncia del año de nacimiento,
                    como si fueran cumpleaños. 
                - Los gramos sólo en el caso de los pesos de bebés,
                    colocados de punta en punta, y la renuncia de los kilogramos.  
                Los esquemas que han engendrado esos protocolos tienen dos
                  características esenciales: son oportunistas ya que
                  los niños utilizan todo los medios posibles. Son sistemáticos
                  puesto que, después de haber adoptado cierta interpretación
                  de la petición del maestro, observan esta interpretación
                  para todos los datos de misma naturaleza, y utilizan las mismas
                  reglas de colocación o de dibujo. Este ejemplo permite
                  comprender concretamente el papel y funcionamiento de los esquemas
                  en la adaptación a las situaciones nuevas. 
                Aunque el conocimiento es adaptación, son los esquemas
                  los que se adaptan, y se adaptan a situaciones. La pareja esquema/situación
                  constituye el núcleo de la teoría constructivista. 
                Los esquemas de la proporcionalidad  
                Supongamos que un niño, de viaje con su padre, se enfrente
                  espontáneamente al problema de calcular el tiempo que
                  necesitarían para recorrer una distancia de 860 km en la carretera, sabiendo que el coche ya
                  ha recorrido 245km en 2 horas y 5 minutos (bajo la hipótesis,
                  naturalmente, que la velocidad media sea la misma). Esta situación
                  se refiere a varios esquemas de razonamiento posibles. Podemos
                  utilizar la regla de tres, enseñada en todos los lugares
                  del mundo y muy poco utilizada en situaciones ordinarias. Podemos
                  calcular la distancia recorrida en una hora y dividir 860 por
                  esta distancia. Podemos dividir 860 por 245 para encontrar
                  cuántas veces habrá que conducir 2 horas y 5
                  minutos (relación entre dos medidas de misma naturaleza,
                  en este caso, de distancias), observar que 2 horas y 5 minutos
                  son 125 minutos, y que 125 es la mitad de 250, próximo
                  a 245 minutos.  Esto permite evaluar la velocidad a 2km
                  por minuto aproximadamente. Pero también podemos considerar
                  que 245+245+245 son 735 y que los 125km que quedan para llegar
                  a los 860km, son casi la mitad de 245.  
                Estas distintas maneras de proceder resultan de la elaboración
                  de esquemas distintos relativos a la proporcionalidad y a la
                  aproximación, que, de manera distinta, ponen en juego
                  las propiedades de la linealidad (isomorfismo de la suma y
                  multiplicación por un escalar), así como las
                  de los coeficientes de proporcionalidad, que expresan unos
                  cocientes de dimensiones (kilómetros por hora, kilómetros
                  por minuto, coeficientes inversos de la velocidad). Estos esquemas
                  están disponibles de forma desigual entre los alumnos.
                  Pueden coexistir; su utilización depende entonces de
                  su mayor o menor pertinencia en relación a las variables
                  de la
                  situación. La orientación hacia tal o cual manera
                  de proceder se ve guiada por un esquema, que evalúa
                  la posibilidad y el coste de cada proceso disponible, en la
                  situación particular encontrada, particularmente según
                  los valores numéricos. 
                Es interesante hacer un comentario teórico sobre la
                  diferencia entre concepto-en-acción y teorema-en-acción.
                  La búsqueda de la relación entre 860 y 245 se
                  ve orientada por la idea según la cual se puede razonar
                  con el teorema de isomorfismo f(ax) = af(x). Esta relación
                  (a=860/245) es un número escalar, es decir un número
                  sin dimensión, que expresa una relación entre
                  dos distancias. Es un concepto-en-acción típico,
                  pertinente para el razonamiento, pero no es un teorema-en-acción.
                  Los teoremas tienen un valor de verdad (pueden ser verdaderos
                  o falsos), mientras los conceptos no: sólo tienen un
                  valor de pertinencia. 
                El ejemplo de la simetría: forma operatoria y forma
                    predicativa del conocimiento   
                Sólo hemos recorrido una parte del camino. La relación
                  entre la forma operatoria del conocimiento (que permite actuar
                  en una situación) y la forma predicativa (que consiste
                  en enunciar relaciones de objetos entre si mismos) constituye
                  la sucesión lógica de esta cuestión teórica.
                  La complejidad no sólo reside en el hacer sino también
                  en el decir. En los procesos de conceptualización, la
                  enunciación es esencial. Entre las dificultades encontradas
                  por los alumnos en el aprendizaje de las matemáticas,
                  casi empatan, por una parte, la complejidad de situaciones
                  y operaciones de pensamiento necesarias para resolverlas y,
                  por otra parte, la complejidad de algunos enunciados y simbolismos
                  matemáticos. Hasta tal punto que algunos investigadores
                  atribuyen las dificultades matemáticas al lenguaje.
                  Sin embargo, las matemáticas no son un lenguaje sino
                  un conocimiento. Este asunto no está nada claro ni para
                  los profesores, ni para psicólogos ni incluso para algunos
                  matemáticos. Para subrayar la importancia del papel
                  del lenguaje y de los procesos de enunciación y comprensión
                  de los enunciados, voy a apoyarme sobre dos ejemplos de construcción
                  de simetría de una figura, ambos contrastados tanto
                  desde el punto de vista de los esquemas necesarios para la
                  construcción como de los enunciados que podemos entender
                  o producir en esta ocasión.  
                   
                 
                 
                d 
                La primera figura corresponde a una situación susceptible
                  de ser propuesta a alumnos de 8 a 10 años. Tienen que completar el dibujo
                  de la fortaleza por simetría alrededor del eje vertical.
                  La segunda figura corresponde a una situación clásica
                  propuesta en Francia a alumnos de 12 años: construir
                  el triángulo simétrico del triángulo ABC
                  con respecto a d. En el primer caso, las dificultades gestuales
                  no son totalmente despreciables puesto que hay que trazar un
                  trazo justo debajo de la línea de puntos, ni más
                  arriba, ni más abajo, y sabemos que no es fácil
                  con una regla; lo mismo hay que hacer entre el punto de salida
                  y el punto de llegada del trazo. Existen también reglas
                  condicionales: por ejemplo “un cuadro a la izquierda de la
                  figura ya dibujada, un cuadro a la derecha, en la parte que
                  completar”, o también “dos cuadros hacia abajo en la
                  parte izquierda, dos cuadros hacia abajo en la parte derecha”,
                  o también “un cuadro a la derecha en la figura izquierda,
                  un cuadro a la izquierda en la figura derecha” a partir de
                  un punto de salida homólogo del punto de salida izquierdo.” 
                Estas reglas no son muy complejas: representan varios conceptos-en-acción
                  y teoremas-en-acción relativos a la simetría
                  y a la conservación de las longitudes y ángulos.
                  Como todos los ángulos son rectos y  las longitudes
                  se miden en unidades discretas (los cuadros), la dificultad
                  es modesta.  
                En la segunda figura, el trazado, con los instrumentos habituales
                  de dibujo (la regla, el compás, la escuadra), del triángulo
                  A' B' C' simétrico del triángulo ABC en relación
                  a la recta es mucho más complejo. En primer lugar, la
                  reducción de la figura triangular a sus tres vértices,
                  elementos necesarios y suficientes para el trazado del triángulo
                  simétrico, es una abstracción no despreciable
                  para algunos alumnos que “ven” la figura entera como una unidad
                  que no se puede descomponer. Luego, si razonamos a partir de
                  las propiedades de la mediatriz d de los segmentos AA' BB'
                  y CC' que hay que construir, la conceptualización no
                  es nada trivial: ¿por qué diablos construir un
                  círculo de centro A e interesarse por los puntos de
                  intersección con la recta d? Podemos naturalmente utilizar
                  la escuadra para trazar la perpendicular a d pasando por A',
                  trasladar la distancia entre A y la recta d del otro lado de
                  d para determinar A', pero sin trazado inicial la concepción
                  esta distancia como invariante no es tan evidente. Por lo tanto
                  hay una importante ruptura conceptual entre la primera y la
                  segunda situación, un salto epistemológico.  
                Quisiera demostrar ahora que los enunciados posibles relativos
                  a la simetría están asimismo sujetos a importantes
                  saltos. Veamos aquí cuatro enunciados que permiten demostrarlo. 
                1 la fortaleza es simétrica 
                2 el triángulo A'B'C' es simétrico del triángulo
                    ABC en relación a la recta d 
                3 la simetría conserva las longitudes y ángulos 
                4 la simetría es una isometría 
                Entre el enunciado 1 y el enunciado 2, existe ya un cierto
                  salto cualitativo: el adjetivo “simétrico”, apuntado “S” pasa
                  del estatuto de predicado de un argumento, al de predicado
                  de tres argumentos: 
                     
                
                Entre el enunciado 2 y el enunciado 3, el predicado “simétrico” se
                  transforma en objeto del pensamiento “la simetría”,
                  a su vez dotado de propiedades: la conservación de las
                  longitudes y la conservación de los ángulos.
                  La operación lingüística de nominalización
                  es en uno de los medios habituales de esta transformación
                  de predicado en objetos. En los enunciados 1 y 2, la idea de
                  simetría “S” es predicado (o más bien función
                  proposicional); en el enunciado 3, se ha convertido en objeto
                  (o argumento). La anotamos “s” conforme al simbolismo habitual
                  de los especialistas de la lógica. La conservación de las longitudes y ángulos
                  es entonces una propiedad de este nuevo objeto que es la simetría. 
                
                Cuando pasamos al enunciado 4, se efectúa una nueva
                  transformación: la conservación de las longitudes
                  y ángulos se a convertido a su vez en un objeto, “la
                  isometría”, anotada “I”. Se afirma una relación
                  entre el conjunto de simetrías y el conjunto de de las
                  isometrías. 
                
                S C I 
                                El significado del “la” de “la simetría” en
                  los enunciados 3 y 4 es de un cuantificado universal. El significado
                  del “la” de “la fortaleza” o de “la recta
                  d” en los enunciados 1 y 2 es de un deíctico y de
                  un singular: “ésta fortaleza”, “ésta
                  recta”. La relación entre significados y significantes
                  no es por lo tanto biunívoca, al menos en cuanto a las
                  palabras. 
                Los textos matemáticos, los textos científicos,
                  y los textos técnicos, y de manera más general
                  los textos elaborados (filosofía y literatura) rebosan
                  de esas variaciones de significados. Inevitablemente, la acumulación
                  de rupturas en las formas operatorias y en las formas predicativas
                  de los conocimientos matemáticos engendra dificultades
                  para los alumnos. Los maestros aún tienen poca información
                  acerca de estas rupturas. 
                DEFINICIONES DEL CONCEPTO DE ESQUEMA 
                Las siguientes definiciones se complementan entre ellas. 
                Definición 1: el esquema es una forma invariante
                    de organización de la actividad y de la conducta para
                    un tipo de situaciones determinadas.  
                Comentarios: 
                - el esquema no es un estereotipo: al contrario, permite la
                  adaptación de la actividad y de la conducta a los valores
                  tomados por las variables de situación. Lo invariante
                  es la organización, y no la actividad o la conducta. 
                - El esquema se refiere a un tipo de situaciones; este tipo
                  puede ser muy restringido o muy amplio. A lo largo del desarrollo
                  cognitivo, un esquema tiene primero un alcance local que el
                  sujeto tendrá que ampliar ulteriormente. Ya que se refiere
                  a un tipo de situaciones, aunque pequeña, el esquema
                  es universal en el sentido que podemos formalizarlo con reglas
                  y conceptos que contienen cuantificadores universales. 
                Un esquema no suele ser un algoritmo. Ciertas formas de organización
                  de la actividad matemática son efectivamente algoritmos:
                  desembocan, en un número finito de pasos (efectividad),
                  en el tratamiento de cualquier situación relativa al
                  tipo referido. Los algoritmos son esquemas, sin embargo no
                  todos los esquemas son algoritmos; podemos incluso añadir
                  que algunos algoritmos pierden, a lo largo del aprendizaje
                  o de la experiencia, algunas de sus características,
                  particularmente su propiedad de efectividad: se pueden ver
                  privados de su propiedad de desembocar de manera segura por
                  errores o atajos. De esa manera, la incertidumbre sigue siendo
                  una propiedad de los esquemas. 
                El análisis de los esquemas pasa inevitablemente por
                  el análisis de las conductas, pero el esquema no es
                  una conducta sino un constituyente de la representación
                  cuya función consiste en engendrar la actividad y la
                  conducta en situación. Debemos pues analizar los compuestos
                  que hacen posible el funcionamiento del esquema. Este análisis
                  permite una mejor comprensión de lo que distingue el
                  esquema de los demás conceptos, con los que le podríamos
                  confundir, tales como los conceptos de esquema, guión,
                  trama, ... estos últimos se refieren a objetos, situaciones
                  o escenas, sin embargo no tienen la función explícita
                  de engendrar progresivamente la actividad. 
                Definición 2: los componentes del esquema: objetivo,
                    reglas, invariantes operatorios, inferencias 
                El esquema es una totalidad dinámica funcional; su
                  función consiste en esta totalidad en su conjunto, y
                  no sólo de tal o cual componente. Sin embargo, el análisis
                  de los componentes del esquema es esencial para la teoría,
                  si queremos comprender cómo un esquema puede ser eficaz
                  o no. 
                1- el objetivo, los sub-objetivos, las anticipaciones. 
                Este primer componente representa en el esquema lo que a veces
                  llamamos la intención, el deseo, la motivación, la expectativa. Pero ninguno de estos
                  conceptos es en sí mismo un esquema, ni siquiera está integrado
                  en el concepto de esquema. Aunque la representación
                  está compuesta por formas de organización de
                  la actividad, y no sólo de imágenes, palabras
                  y conceptos, es esencial integrar objetivo, intención
                  y deseo en el propio concepto de esquema. 
                De la misma manera que los esquemas se componen y se decomponen
                  jerárquicamente, como es el caso en los ejemplos evocados
                  más arriba, el objetivo se divide en sub-objetivos y
                  anticipaciones. Analicemos el ejemplo del salto con pértiga
                  que ilustra bien la idea de organización secuencial
                  y simultánea de la actividad. 
                -organización secuencial: carrera, clavada de la pértiga
                  y elevación, ascensión última y paso del
                  listón, caída; 
                -organización simultánea: gestos y movimientos
                  coordinados de las distintas partes del cuerpo en el momento
                  del franqueo del listón por ejemplo; 
                Los objetivos, sub-objetivos y anticipaciones preceden y acompañan
                  al movimiento, y son el objeto, por parte del atleta, de un
                  control casi permanente durante el desarrollo de la acción. 
                Se puede analizar el trazado de la media fortaleza más
                  arriba evocado de la misma manera, como una organización
                  secuencial y simultánea de la acción, de la toma
                  de información y del control. Esto nos lleva al siguiente
                  punto.  
                2-Las reglas de acción, toma de información
                    y control. 
                Este componente constituye la parte generativa propia del
                  esquema, engendra de manera progresiva el descenso temporal
                  de la actividad; las reglas no sólo engendran la acción,
                  sino la actividad entera, tanto las tomas de información
                  y controles como las propias acciones materiales. El enfoque
                  de la cognición mediante reglas de acción, tal
                  como fue propuesto hace 40 años por Newell y Simon (1963)
                  es, pues, insuficiente. Asimismo, las reglas no sólo
                  engendran la conducta observable, sino una actividad entera
                  no directamente observable, como las inferencias y la búsqueda
                  en la
                  memoria. Muchos investigadores se quedan cerca del behaviorismo
                  por falta de reconocimiento de esas distintas funciones de
                  reglas y procesos de regulación. El concepto de invariante
                  es el que permite ir más allá en el análisis,
                  precisamente porque introduce la cuestión de conceptualización. 
                3-los invariantes operatorios: concepto-en-acción
                    y teorema-en-acción. 
                Los invariantes operatorios constituyen la parte más
                  directamente epistémica del esquema. Su función
                  consiste en identificar y reconocer objetos, sus propiedades,
                  relaciones y transformaciones. La función principal
                  es extraer y seleccionar la información pertinente e
                  inferir las consecuencias útiles para la acción,
                  el control y la toma de información subsiguiente. Hablamos
                  entonces de una función de conceptualización
                  e inferencia. Precisemos que este punto de vista se aleja totalmente
                  de un modelo de tipo “información - acción”:
                  los esquemas gestionan, en efecto, de manera entrelazada la
                  sucesión de acciones, tomas de información y
                  controles necesarios. La eficiencia se construye progresivamente. 
                La función de los “invariantes operatorios” es igual,
                  en principio, a la del “sistema de conceptos” (sentido 3 más
                  arriba evocado). Pero la presente terminología permite
                  no prejuzgar el carácter explícito o no, consciente
                  o no, de los conocimientos elaborados. 
                La no confusión de conceptos-en-acción y teorema-en-acción
                  constituye un punto teórico importante, ya mencionado
                  más arriba, en cuanto al concepto de relación
                  escalar. Aunque el pensamiento es cálculo, tienen que
                  existir en su funcionamiento elementos que se prestan a la
                  inferencia, particularmente a las anticipaciones y predicciones,
                  y a la producción de reglas. Sin embargo, los conceptos,
                  ya sean objetos o predicados, no se prestan a si mismos a la
                  inferencia porque no son susceptibles de verdad o falsedad,
                  sino sólo de pertinencia o no pertinencia. No obstante,
                  las inferencias van de lo verdadero a lo verdadero, más
                  precisamente de lo que consideramos verdadero a lo que es razonable
                  considerar verdadero. Una inferencia es mucho más que
                  una asociación: el cálculo asociativo no permite
                  por si sólo dar cuenta del funcionamiento del pensamiento.
                  Las funciones proposicionales no son susceptibles de verdad
                  o falsedad, puesto que contienen variables libres. Sólo
                  las proposiciones pueden ser verdaderas o falsas. Por lo tanto,
                  las proposiciones tienen que ser parte integrante del sistema
                  de conocimientos evocados o evocables en situación,
                  de manera que el sujeto comprometa en ello su actividad y sus
                  razonamientos, aunque éstos fueran implícitos. 
                Por definición, un teorema-en-acción es una
                    proposición considerada verdadera en la
                    actividad. En realidad, el estudio del desarrollo de competencias
                    a lo largo del aprendizaje o a lo largo de la experiencia,
                    muestra que un mismo concepto puede, según el estado
                    de su elaboración, ser asociado a teoremas más
                    o menos numerosos, más o menos ricos, e incluso eventualmente
                    falso. La serie de teoremas-en-acción susceptible
                    de ser asociada al mismo concepto es generalmente muy grande,
                    particularmente en las disciplinas científicas y técnicas,
                    de manera que, declarar que tal sujeto ha entendido el concepto,
                    a menudo no tiene sentido. Haría falta poder precisar
                    qué teoremas-en-acción se pueden utilizar en
                    tal o cual situación. Las inferencias son relaciones
                    entre proposiciones, y están sometidas a metateóremas
                    (o teorema de orden superior) como los silogismos aristotélicos,
                    o la transitividad de las relaciones de orden: a>b y b<c
                    => a>c. Por ejemplo, en una investigación muy
                    antigua, había podido observar algoritmos espontáneos
                    de niños pequeños de entre 4 años y
                    medio y 8 años, en una situación en la que
                    debían desbloquear barras encajadas. El primer algoritmo
                    que surgió se basaba sobre el carácter antisimétrico
                    de la relación de encajamiento: si la barra A está encajada en la barra B, la barra B no está encajada en la
                    barra A, por lo tanto no hace falta tirar sobre las dos barras
                    al mismo tiempo o alternativamente (eso hacen lo más
                    pequeños). Hay que tirar la barra A antes de tirar la barra B. El segundo algoritmo observado
                    con niños un poco más grandes consistía
                    en razonar de manera transitiva: si hay que tirar la barra A antes de tirar la barra B, y la barra B antes de tirar la barra C, hay que tirar la barra A antes de tirar la barra C. 
                La relación entre teoremas y conceptos es naturalmente
                  dialéctica, en el sentido que no hay teorema sin concepto
                  y no hay concepto sin teorema. Metafóricamente se puede
                  decir que los conceptos-en-acción son los ladrillos
                  con los se fabrican los teoremas-en-acción, y que la única
                  razón de existencia de los conceptos-en-acción
                  es precisamente permitir la formación de teoremas-en-acción
                  (proposiciones consideradas verdaderas), a partir de los que
                  se hace posible la organización de la actividad y las
                  inferencias. De manera recíproca, los teoremas son constitutivos
                  de los conceptos puesto que, sin proposiciones consideradas
                  verdaderas, los conceptos no tendrían sentido. Sin embargo
                  es importante reconocer que un concepto-en-acción siempre
                  está constituido de varios teoremas-en-acción,
                  cuya formación se puede escalonar sobre un largo período
                  de tiempo a lo largo de la experiencia y del desarrollo. 
                4. Las inferencias 
                Este último componente del esquema es indispensable
                  para la teoría, precisamente porque la actividad en
                  situación nunca es automática, sino que, al contrario,
                  está regulada por las adaptaciones locales, los controles,
                  los ajustes progresivos. Las inferencias están presentes
                  en todas las actividades, porque nunca ocurre que una acción
                  sea provocada por una situación estímulo y luego
                  se desarrolle de manera totalmente automática, es decir
                  sin control y sin nueva toma de información. Es posible
                  en teoría, pero las observaciones muestran que sólo
                  puede concernir a segmentos de actividad muy pequeños,
                  cuya funcionalidad no viene de ellos solos sino de los esquemas
                  de los que son parte integrante.  
                El carácter adaptable de los esquemas es esencial;
                  significa que si queremos representarlos de manera formal,
                  hay que referirse a reglas condicionales de tipo SI…ENTONCES… 
                SI…tal variable de situación tiene tal valor, y SI…tal
                  otra variable de situación tiene tal valor…ENTONCES…la acción X, la toma de información
                  Y, o el control Z tienen que efectuarse. 
                Naturalmente esta formalización es la del teórico,
                  y no del mismo individuo, salvo excepciones: para el teórico
                  las inferencias y las reglas casi siempre son implícitas,
                  e incluso a menudo inconscientes. Las reglas de acción,
                  de toma de información y de control son la traducción
                  pragmática de los teoremas-en-acción: traducen
                  principalmente el hecho de que las variables de situación
                  pueden, en general, coger distintos valores, y que los sujetos
                  están preparados para a adaptarse a estos distintos
                  valores. 
                Sin estos cuatro componentes del esquema (objetivo, regla,
                  invariante, inferencias) no se puede comprender totalmente
                  la estructura de la actividad, así como su doble característica
                  de ser a la vez sistemática y contingente: 
                -sistemática porque, en muchas situaciones, la actividad
                  está sujetada a reglas unívocas. Es el caso,
                  entre otros, de los algoritmos en matemáticas (las cuatro
                  operaciones de la aritmética, la solución de
                  algunas categorías de ecuaciones, la búsqueda
                  del máximo común divisor o del  mínimo
                  común múltiplo de dos números enteros),
                  y para los procesos impuestos a los operadores en ciertos puestos
                  de trabajo (pilotaje de aviones, de sistemas peligrosos como
                  las centrales nucleares, fabricación de medicinas y
                  vacunas). 
                -contingente porque, como acabamos de ver, las reglas engendran
                  actividades y conductas diferentes según las situaciones
                  en que se presentan. Esta contingencia de la actividad es aún
                  más impresionante para las situaciones nuevas, cuando
                  el sujeto no dispone de esquema preparado en su repertorio,
                  y debe improvisar para enfrentarlo. La contingencia se convierte
                  en oportunismo, y el sujeto busca una solución en todos
                  sus recursos cognitivos, es decir en los esquemas anteriormente
                  formados, susceptibles de abrir un camino hacia la búsqueda la solución. El ejemplo más
                  arriba indicado de la colocación de datos es demostrativo. 
                De esta manera, gracias a la estrecha articulación
                  de sus cuatro componentes, el concepto de esquema ofrece una
                  respuesta teórica que ningún otro concepto de
                  psicología cognitiva ofrece. Observamos también
                  que, en la adaptación a nuevas situaciones (y por lo
                  tanto a la resolución del problema), los invariantes
                  operatorios aseguran una función esencial: o ya existen
                  en los recursos del sujeto, y están descompuestos y
                  recompuestos, o aún no existen, emergen en situación,
                  y se van articulando con los invariantes anteriormente formados.
                  La función de conceptualización por los invariantes
                  operatorios es por lo tanto crucial para comprender que los
                  esquemas son el lugar psicológico central de adaptación
                  a la novedad, al igual que de la adaptación a la diversidad.  
                CONSECUENCIAS TEÓRICAS 
                Se pueden formular varias consecuencias a partir de lo se
                  acaba de decir. Voy a resumirlas alrededor de tres temas. 
                Campo conceptual y zona de desarrollo próximo:
                  Vygotski tuvo una idea fecunda cuando habló de zona
                  de desarrollo próximo, pero no pudo dar ejemplos concretos
                  ya que no disponía de una descripción y de un
                  análisis suficientemente preciso de las situaciones
                  y de las actividades referidas a tal zona, que, asimismo evoluciona
                  permanentemente. Este análisis es, en efecto, esencial,
                  y se apoya sobre los conceptos y teoremas solicitados y parcialmente
                  disponibles. Un campo conceptual es un conjunto estructurado
                  de tipos de situaciones, algunas más fácilmente
                  asequibles que otras, precisamente porque se refieren a esquemas
                  y teoremas-en-acción menos sofisticados. No se asocia
                  un concepto a un solo tipo de situaciones, ni a un solo esquema,
                  ni a un solo teorema-en-acción. Asimismo, un concepto
                  no se forma solo sino en relación con otros: de esta
                  manera, los conceptos de suma y resta se desarrollan juntos
                  sobre un período largo de la escolaridad, en una gran
                  variedad de situaciones, en relación con muchos otros
                  conceptos: los de parte y de todo, de estado y transformación,
                  de relación y descomposición de relaciones, de
                  medida, de distancia, de abscisa, de translación, de
                  número natural, de número relativo… Un campo
                  conceptual es por lo tanto un conjunto de conceptos. 
                El desarrollo cognitivo está hecho de filiaciones y
                  rupturas. El marco de campos conceptuales permite colocarlas
                  unas a otras gracias a las ideas de situación, de esquema
                  de teorema-en-acción.   
                Significantes, significados e invariantes operatorios. No
                  se puede confundir significantes y significados. Las palabras
                  utilizadas cubren varias significaciones según la situación
                  en la que nos encontremos. Pero, además, el sentido
                  dado por el niño sólo corresponde parcialmente,
                  y a veces para nada, al significado convencional de las palabras
                  y de los enunciados, o a los significados que les da el maestro.
                  Vytgotski teoriza convenientemente sobre este punto en el último
                  capítulo de “Pensamiento y Lenguaje”, cuando se aleja
                  de su primera definición del concepto, como “significado
                  de las palabras”, para introducir la idea de “sentido”. Mientras
                  Piaget solía declarar: “los sentidos son esquemas”.
                  La teoría de los campos conceptuales permite llevar
                  un complemento teórico: hay que distinguir significados
                  de la lengua y concepto, porque la conceptualización
                  empieza por la acción en situación, y la formación
                  de los invariantes operatorios. Ellos son los responsables
                  de la distancia entre sentido y significado. En otras palabras,
                  son ingredientes esenciales de una teoría de la comunicación,
                  igual que lo son para una teoría de la conceptualización
                  y de la representación. 
                No hay homomorfismo directo, ni siquiera parcial entre lo
                  real y la lengua, aunque ésta fuera científica. 
                Consciencia y toma de información. Los invariantes
                  operatorios son la propia base de la intuición, con
                  lo que contiene esta intuición de positivo y de obstáculos
                  posibles. Como la experiencia del flujo de la consciencia nos
                  proporciona una cierta idea de la representación, parcial
                  e insuficiente, pero sin embargo esencial, está claro
                  que la percepción es una representación. El concepto
                  de invariante operatorio permite comprender la identificación
                  de los objetos y de sus propiedades, con lo que esta identificación
                  puede comportar de justo y erróneo, de objetivo y subjetivo.
                  Acordémonos del ejemplo dado hace 70 años por
                  Barlett de los tres paseantes en la montaña (un pintor,
                  un geólogo y un especialista en botánica) que
                  no ven lo mismo teniendo el mismo espectáculo de la
                  naturaleza delante de sus ojos. Pero en el aprendizaje de las
                  ciencias, particularmente las matemáticas, estamos abocados
                  a acordar un lugar preponderante a la construcción de
                  objetos para los que no existe información directa mediante la
                  percepción. Los conceptos de número, de tamaño,
                  de transformaciones geométricas, de cociente y producto
                  de dimensiones, representan todos un salto en relación
                  a la percepción. Sin la
                  imaginación, la ciencia no existiría. El constructivismo
                  es primero la posibilidad para los niños como para los
                  sabios, de construir objetos de pensamiento hipotéticos
                  que permiten que las propiedades de la acción y las
                  informaciones sacadas de las situaciones sean coherentes; pero éstas
                  están elaboradas, y a veces muy lejanas de la percepción,
                  al igual que los conceptos de fuerza de Newton, de oxígeno
                  de Lavoisier, de evolución de Darwin, de gen de Mendel,
                  o de inconsciencia de Freud.  Tenemos que apoyarnos sobre
                  la intuición y al mismo tiempo defendernos de ella.
                  Asimismo, lo que resultaba de una construcción delicada
                  para el niño de 5 años puede convertirse en un
                  objeto de pensamiento para el niño de 8 años
                  que ya no consigue tomar distancia con esta nueva evidencia.
                  Existen muchas construcciones contraintuitivas en la ciencia. Es en este punto crucial donde se sitúa la toma
                  de consciencia, y que la ayuda del maestro o de otra persona
                  puede tener la función que Vygotski le atribuía
                  en la zona de desarrollo próximo. El maestro dispone
                  entonces de más posibilidades: la elección de
                  las situaciones, el entrenamiento en la actividad, la ayuda
                  a la selección de la información de los esquemas
              y de los variantes operatorios.   |