EL NIÑO Y LA NIÑA DE 0 A 1
AÑO
El nacimiento significa un cambio brusco para el
niño o niña que acaba de abandonar el claustro materno,
y en cual todas sus necesidades de alimentación, protección
y abrigo estaban directa e inmediatamente satisfechas. Ahora es
un ser independiente que tiene que empezar a actuar por sí
mismo, pero que está tan desvalido que requiere de un adulto
para sobrevivir, y sin el cual moriría sin remedio.
Pero, no obstante su indefensión, es un
ser que ve, oye, distingue algunos olores y sabores, y siente los
cambios del medio: frío, calor, ruidos, luces, movimientos.
Gana día a día nuevas adquisiciones,
de forma tan rápida que no parece el mismo niño o
niña de ayer.
Es el primer año el período en el
cual los cambios en el crecimiento y desarrollo son los mas acelerados
de toda la vida, tanto, que es prácticamente imposible hacer
una caracterización global de todo el año, y es por
ello, que se hace indispensable hacerlo en períodos más
cortos que permitan conocer que le está sucediendo en cada
momento. Es por eso que preferimos dividir en trimestres su estudio.
El niño y la niña en los tres
primeros meses
Al nacer este niño o niña ha alcanzado
ya un cierto nivel de desarrollo, pues dentro del vientre materno,
percibía luces, sonidos, movimientos, e incluso hasta se
chupaba el pulgar. Ahora se enfrenta a un mundo lleno de estímulos
que propician su progresivo desarrollo.
En este trimestre hay un desarrollo impetuoso de
los analizadores visuales y auditivos, que hace que se fijen en
las luces, objetos, ruidos y personas que les hablan, y a los cuales
incluso sigue con la vista cuando estos se desplazan.
Tiene reacciones emocionales muy marcadas, y usa
el llanto como forma de reclamo o de expresar una sensación
negativa, por lo que siempre se ha de acudir a atenderlo
cuando llore. A su vez muestra reacciones positivas ante las personas
que lo atienden, y ya al mes sonríe cuando lo estimulan.
Los movimientos son cada vez mas organizados, y
poco a poco, estando boca abajo levanta en ocasiones la cabeza,
luego la cabeza y el cuello, y ya hacia el tercer mes, puede apoyarse
en los antebrazos.
Si se le ponen objetos a la altura de su pecho
cuando está acostado bocaarriba hace intentos de tomarlos,
pero aún no consigue agarrarlos por sí solo.
Hacia finales de este mes surge una reacción
muy característica y de tremenda importancia para el desarrollo,
que es el complejo de animación. Esta es una reacción
motora generalizada, y en la que el niño o niña también
emite sonidos, cuando el adulto lo sitúa boca arriba y cerca
de su rostro le habla y le sonríe.
Estos gorgoritos que hacen cuando se le estimula
es lo que se ha llamado el gorjeo, y es el primer paso muy
inicial para aprender a hablar.
El niño y la niña de tres a seis
meses
Los cambios que se dan en este trimestre son espectaculares,
de un día a otro aparecen nuevas adquisiciones.
Sus movimientos son más activos, ya puede
apoyarse en sus manos estando boca abajo, y hace movimientos de
reptación, que son los preparatorios para el gateo en el
próximo trimestre. Incluso, ayudado por el adulto puede virarse
y mantenerse sentado por unos momentos.
Toma objetos que se le ponen a su alcance, los
palpa, los toca, se los mete en la boca, sencillamente para conocer
como son.
Hay un perfeccionamiento y diferenciación
visual y auditiva, que les permite distinguir objetos aunque estén
un poco distantes, seguir con la vista a las personas que se mueven
a su alrededor, buscar la fuente de un sonido que esté cercano.
Ya balbucea, es decir, combina sonidos que repite
con frecuencia. Si le estimulas a hablar trata de repetir el sonido
que le haces, pero aún no logra decirlo igual y lo hace con
cualquier otro sonido.
Reconoce ya a las personas que le rodea, y particularmente
a la madre. Sin embargo, ya cercano a los seis meses, si ve a una
persona desconocida que se le acerca, puede echarse a llorar, a
esto se le llama reacción ante el extraño,
que es un momento normal en el desarrollo.
El niño y la niña de seis a nueve
meses
Los movimientos alcanzan un buen nivel de desarrollo
y ya se traslada de un lado a otro mediante él gateo, y ya
hacia el final del trimestre puede sentarse por sí mismo
y dar algunos pasitos apoyándose de los objetos o tomado
de la mano del adulto. Acostado boca abajo se vira boca arriba y
a la inversa.
Ya es capaz de manipular objetos de formas y tamaños,
los mete y los saca de un recipiente, los golpea entre sí,
los lanza una y otra vez, incluso es capaz de buscar aquellos que
se le esconden ante su vista. Entiende algunas acciones que el adulto
le pide, como dar la mano, y puede jugar con este a repetir acciones
motoras, como "azótate la mocita" o "el pollito".haciendo
gestos con las manos. Esto es posible porque ya comprende muchas
cosas que le dice el adulto.
Si le haces un sonido, lo repite mas o menos igual,
y se pasa mucho tiempo "silabeando", es decir, diciendo
repetidamente combinaciones de vocales y consonantes. Ya entiende
muchas cosas que se le dicen, por ejemplo "Busca la pelota",
la cual agarra y entrega al adulto.
Si lo llamas por su nombre, atiende o busca de
donde lo llamaron, y ya reconoce por su nombre a las personas con
las que está en contacto estrecho, y también de algunos
objetos.
Puede beber de un recipiente que le sostenga el
adulto con su mano, y comer por sí solo una galletita o un
pedazo de pan.
El niño y la niña de nueve a doce
meses
Empieza a dar pasitos aislados, y ya hacia el final
del trimestre puede decidirse a caminar, tratando de mantener el
equilibrio con los brazos extendidos. Puede bajar o subir tres o
cuatro escalones de una escalera, sujetándose del pasamanos.
Los movimientos de la mano se han perfeccionado,
y ya puede coger objetos diminutos, gracias a que usa sus dedos
como una pinza, inclusive es capaz de meter una pastilla en un frasco,
sacarla de nuevo y cerrar la tapa de un frasco.
Puede cumplir órdenes simples, sobre todo
si estas se acompañan de gestos, tales como "Dáme
la pelota", "Ven acá" o "Díme
adiós", pero siempre de una en una. Imita al adulto,
repitiendo los gestos que este hace.
Ya expresa fácilmente reacciones de alegría
y disgusto, y reconocer estas acciones en las personas que le atienden,
"ya se dá cuenta" de si están contentos
o enfadados con él, y reacciona consecuentemente.
Repite bien los sonidos que se le hacen, y ya al
final del período puede ser capaz de decir alguna palabra.
Repite los sonidos de animales o de objetos como el reloj o el globo
cuando se le pide.
Es capaz de beber por sí solo de un recipiente
que tenga asa. |