EL NIÑO Y LA NIÑA DE 4 A 5
AÑOS
La etapa de los cuatro a los cinco años
constituye una fase de consolidación y perfeccionamiento
de los logros del desarrollo ya adquiridos en los años previos,
aunque no por ello exenta del surgimiento de algunos hechos de singular
importancia para la formación de la personalidad en los niños
y niñas de esta edad.
Quizás el hecho de mayor relevancia se sucede
en el proceso del pensamiento, en el que las investigaciones comprueban
la existencia de notables cambios cualitativos. En este momento
el niño y la niña son capaces de usar diversas
relaciones de carácter abstracto y construir generalizaciones
que les van incluso a permitir usar un plano para realizar una acción
o buscar un objeto, algo que realmente es tremendamente complejo
y que significa algo muy extraordinario.
Esto también le permite establecer relaciones
de causa-efecto que aunque elementales indican ya un nivel de análisis
y reflexión que no era notable en el año anterior.
El que este mayor desarrollo del pensamiento esté
presente hace que estos niños y niñas se interesen
mucho por conocer los hechos de su entorno, tanto sociales como
naturales, por los padres han de propiciarles amplias posibilidades
de visitar lugares, exposiciones, museos, lugares de trabajo, entre
otros, que van a satisfacer esta ansia de saber y poder relacionar
lo que ve con su experiencia conocida.
Como muestra de lo anterior, dominan variadas relaciones
cuantitativas, reconocen y utilizan variaciones de los colores,
formas y tamaños, utilizan modelos gráficos y objetales
en sus construcciones así como esquemas diversos, en fin,
una gama de posibilidades cognoscitivas que son expresión
de este salto cualitativo de su pensamiento.
Esto incluso se manifiesta en la posibilidad de
poder hacer acciones simples en una computadora, si se le enseña
de manera apropiada como realizar estos procedimientos elementales.
En esta etapa aparece en el lenguaje algo que a
algunos padres suele preocupar en extremo, porque piensan que su
hijo puede tener problemas, y es el hecho de que en ocasiones hablan
solos y sostienen una conversación consigo mismos. En realidad
esta "habla para sí" es un paso normal del desarrollo e indica
que el lenguaje se está convirtiendo en un proceso interno
y, por lo tanto, no debe cohartarse ni regañarlos porque
conversen con sí mismos, porque en realidad el lenguaje lo
que está haciendo es dirigiendo su acción de pensamiento,
que en un futuro será generalmente interna, pero que todavía
se manifiesta con esta habla exterior que a veces es ininteligible
(no se entiende lo que está diciendo) e incluso inaudible
(no se escucha pero se sabe que lo está haciendo porque sus
labios se mueven).
Sin embargo, ya dominan todas las estructuras básicas
de la lengua, por lo general no tienen dificultades en la articulación,
y dialogan con expresión correcta, expresando de manera bastante
coherente hechos y acontecimientos sociales, y relatando cuentos
o situaciones vividas con bastante elocuencia, y sin errores en
los tiempos presente y pasado, aunque respecto al uso del futuro
todavía tienen sus dificultades. No obstante, ya pueden establecer
conversaciones más complejas y en las que hablan de cosas
que ya no están directamente en su actuar consecuentemente
entorno o sucedidas en otros momentos algo lejanos.
No obstante en algunos niños y niñas
aparece un comportamiento verbal que suele provocar grandes tribulaciones
en los padres, y es que de pronto comienzan a "gaguear" cuando tratan
de expresar su pensamiento. Esto es lo que se conoce como "tartamudez
funcional", que es transitoria si se maneja de forma correcta, pero
que puede complicarse, y hasta fijarse, si los padres en su afán
ansioso de erradicarla utilizan métodos inapropiados.
Sus movimientos son casi perfectos, pueden correr
cambiando de dirección de manera rápida, dar saltos
y brincos sin lastimarse, lanzar y capturar pelotas con facilidad.
Por lo general están alegres y activos,
y se relacionan bien con los adultos, si estos han manejado apropiadamente
la crisis del desarrollo sucedida en el transcurso del año
anterior. También se relacionan bien con los otros niños
y niñas, les gusta jugar mucho de conjunto, y se ponen de
acuerdo entre sí para organizar sus juegos y enriquecerlos.
Sin embargo, suelen ser muy críticos con aquellos compañeros
de juego que no se ajustan a las normas y relaciones de los roles
que asumen, por lo que no es infrecuente el surgimiento de conflictos
pasajeros que han de aprender a resolver por sí solos.
En sus juegos muestran gran interés por
interpretar los roles de la vida real, y pueden mantener un mismo
argumento durante un tiempo prolongado, utilizando juguetes y sustitutos
de los juguetes, porque les interesa mas el juego en sí que
la representación de los objetos., tanto es así que
en ocasiones realizan acciones sin tener siquiera un objeto en la
mano, acciones imaginarias que dicen mucho del desarrollo de su
pensamiento.
Por supuesto, si no tiene otros niños y
niñas con quienes jugar, lo hacen solos y establecen diálogos
extensos con sus amigos imaginarios con los que juega, lo cual es
otra expresión del habla para sí y del desarrollo
de su imaginación. Claro está que esto no es lo mejor,
por lo que los padres han de propiciar amplias oportunidades de
juego de sus hijos con otros niños y niñas.
Si los padres han sabido formar hábitos
de manera consecuente, ya a esta edad estos niños y niñas
han de valerse bastante bien por sí mismos, por lo que pueden
vestirse, acordonarse los zapatos, cepillarse los dientes, y hasta
algunos bañarse con un repaso final por el adulto. En la
mesa ya usan también el tenedor, y muestran buenos modales,
tales como brindar los alimentos, no hablar con la boca llena, usar
la servilleta. Les encanta participar de la mesa familiar, por lo
que los padres les han de dar la oportunidad de compartir, que puede
servir además para reforzar los buenos hábitos alimentarios
e higiénico-culturales.
En esta edad se desarrollan sentimientos de solidaridad
y ayuda mutua muy manifiestos, y a estos niños y niñas
les agrada mucho cooperar con los adultos en sus tareas y con otros
iguales. Esto ha de calorizarse por los padres, para una mejor y
más sociable formación de la personalidad de sus hijos.
Pueden cantar y repetir poesías bastante
largas y complejas, y ya son capaces de seguir el ritmo y los movimientos
danzarios con todas las partes de su cuerpo, esto hace incluso que
puedan seguir el esquema rítmico de una canción simple
acompañándolo con percusión corporal (dar palmadas,
tocarse y sonar partes del cuerpo), incluso pueden acompañar
sin equivocarse mucho una canción tocando un instrumento
simple (una pandereta, un triángulo, unas claves, entre otros).
|