EL NIÑO Y LA NIÑA DE 3 A 4
AÑOS
Este año es uno de los de mayor significación
en el desarrollo del niño y la niña en esta etapa
inicial de la vida, ya que en el mismo se suceden importantes cambios
que se suceden de manera vertiginosa, y que hacen que el tránsito
por este período resulte de una singular dificultad para
los padres en la educación de sus hijos.
El hecho más característico radica
en que el comportamiento de los niños y niñas, que
hasta ese momento era bastante tranquilo y manejable, se vuelve
de pronto muy difícil de controlar, con frecuentes demostraciones
de oposición, terquedad y rechazo a obedecer o hacer las
cosas como se les imponen. En algunos niños y niñas
incluso esto ya ha comenzado en los finales del año de vida
anterior, pero aún así, es en este donde este comportamiento
se hace más resaltante y significativo. Y los padres se preguntan,
"¿Qué está pasando con mi hijo, que se ha vuelto tan
complicado en su conducta? Simplemente que se ha llegado a la crisis
de los tres años.
La crisis es un fenómeno natural del desarrollo
que se sucede en varios períodos de la vida de los niños
y niñas, al año, a los tres, entre los seis y siete
años, a los once-doce cuando comienza la adolescencia, entre
otros. Es un proceso de grandes cambios que se dan en un corto período
de tiempo, y que los transforman radicalmente. Es un paso inevitable
en el desarrollo y que se da porque entran en contradicción
las posibilidades cada vez mayores del niño y la niña
de actuar por sí mismos y hacer mas cosas, y la manera en
que los padres los han estado educando hasta el momento, dilema
que ha de ser resuelto o la crisis, que es un paso normal del desarrollo,
se puede volver crítica y resultar en perjuicio para
el sano transcursar de la personalidad en formación de estos
niños y niñas.
La crisis se caracteriza fundamentalmente porque
los niños y niñas se vuelven rebeldes y caprichosos,
se niegan a obedecer, quieren hacer todo por sí mismos,
se muestran voluntariosos y renuentes a hacer las
cosas como antes. En el plano emocional se observan irritables,
majaderos, en ocasiones agresivos. Sin embargo, se destaca que este
comportamiento se da solamente con los adultos, pues con
los otros niños y niñas las relaciones se mantienen
buenas y cordiales.
Si la crisis no es resuelta puede dejar como secuela
rasgos muy negativos en la personalidad del niños y la niña,
como la terquedad, el rechazo a obedecer reglas y patrones de conducta,
obstinación y oposicionismo, entre otros comportamientos
significativos.
¿Qué hacer, se preguntan los padres ante
este hecho? La respuesta es bien larga y compleja y requiere un
análisis detallado de la dinámica familiar para una
respuesta bien pensada, y que excede el espacio de esta caracterización.
Pero en términos muy generales, transformar el sistema de
demandas impuesto al niño y la niña hasta ese momento,
contrastar con sus posibilidades crecientes, y modificar e instaurar
nuevos patrones de organización y control de su conducta
y socialización.
La crisis es muy importante, porque indica que
en el niño y la niña se están sucediendo importantes
transformaciones en su desarrollo, y no se presenta igual en todos
ellos, en algunos pasa casi inadvertida, en la mayoría es
muy ostensible, mas siempre se da como hecho natural y singular
del desarrollo.
Uno de los cambios más importantes se sucede
en el pensamiento de estos niños y niñas. Así,
de una forma de actuar con los objetos basada fundamentalmente en
su propia acción con los mismos, ahora ya pueden "pensar"
lo que van a hacer, planificar y premeditar con anterioridad. Esto,
unido a un intenso afán por conocer las cosas, les motiva
a hacer numerosas preguntas sobre todo lo que les rodea, preguntas
que a veces se vuelven interminables y que llegan en ocasiones a
exasperar a los padres. Esta etapa de los "¿Por qué? es esencial
para el surgimiento de los intereses cognoscitivos y el afán
de aprender que luego les será tan útil en su aprendizaje
en la escuela.
Ya son capaces de diferenciar varios colores, formas
y tamaños, aunque todavía se equivocan con frecuencia.
A su vez reconocen y diferencian diversos elementos naturales (agua,
aire, cambios de tiempo) y las particularidades distintivas de animales
y plantas, lo que les permite agrupar, clasificar, comparar, seriar
de manera elemental y establecer diversas relaciones cuantitativas
como mucho, poco o ninguno.
Un hecho de singular importancia aparece y que
resulta muy llamativo a los padres, es el de que los niños
y niñas pueden sustituir cualquier objeto por su representación,
y que se manifiesta en el dibujo, en sus juegos, en sus acciones,
esto hace que incluso puedan hacer construcciones sencillas con
bloques a partir de modelos objetales o gráficos, asumir
diversos roles en el juego, modelar y darle una significación
a lo que hacen.
El lenguaje tiene un espectacular avance en este
año de vida, y ya usan todas las estructuras gramaticales
de la lengua, aunque todavía mediante la utilización
de oraciones cortas y con mucho apoyo de gestos que les ayudan a
expresarse y mantener conversaciones en las que ya relatan algunos
hechos fuera de su contexto inmediato y cosas que les han sucedido
en un pasado cercano, si bien es cierto que aunque dominan las relaciones
de lugar, todavía se confunden con frecuencia en las de tiempo,
por lo que no es raro que digan, por ejemplo "Mañana yo fui"
cuando cuentan algo.
Ya pueden repetir cuentos y canciones conocidas,
así como poesías que no sean muy extensas.
Por otra parte ya el lenguaje ha alcanzado un buen
nivel en su función reguladora, por lo que el mismo puede
ser utilizado mas eficazmente para controlar su conducta y organizar
una disciplina más consecuente, sobre todo partiendo del
hecho de que sienten alegría ante el elogio del adulto y
vergüenza ante su desaprobación, lo que era menos observable
en el año anterior.
Emocionalmente, salvo el choque frecuente con los
adultos por el problema de la crisis, logran mantener un estado
de ánimo estable alegre y activo, y se sobreponen con facilidad
a los eventos negativos que se presentan.
Ya son bastante hábiles para valerse por
sí mismos, y pueden vestirse y desvestirse mas o menos bien,
ponerse calcetines y zapatos, entre otras cosas, al igual que ya
son capaces de mostrar buenos modales en la mesa, al comer, usar
la cuchara y la cucharilla, la servilleta, etc.
También pueden mantenerse "secos" y "limpios"
e ir al baño por sí mismos cuando sienten la necesidad,
aunque en ocasiones ocurren "accidentes", sobre todo cuando se entusiasman
mucho con el juego o viendo la televisión, en que no les
da tiempo para llegar, por lo que no hay que formarle aspavientos
ni regañarlos innecesariamente.
En el plano motor tienen ya un buen dominio de
los movimientos gruesos, como correr, lanzar, reptar y trepar, y
son capaces de bailar y seguir diversos pasos que se les indican
con distintos estímulos musicales, así como seguir
su ritmo.
Relacionada con esta posibilidad motriz y con la
de sustituir unas cosas por otras, asumen el rol de diversos personajes
en el juego (de médico, de chofer, de maestro, entre otros)
y relacionarse con otros niños y niñas a partir del
rol que asumen en tales juegos. Esto es un gran paso de avance en
su desarrollo psíquico, y una vía importante de conocer
el mundo social que le rodea, de ahí que los padres deben
propiciar amplias oportunidades de juego a sus hijos. |