El juguete, al igual que cualquier otro objeto
de la cultura humana, no refleja directamente su función,
sino que requiere de un aprendizaje progresivo, que se da generalmente
en la actividad conjunta de los niños y niñas con
los adultos. En este sentido, el juguete no enseña a jugar,
aunque su fin sea muy evidente. Es el educador, con su paciencia
y comprensión infinita, quien pone en contacto al niño
y la niña con el mundo de los juguetes, y les enseña
las acciones que están impresas en su significación.
Todo educador ha de conocer profundamente los objetivos
y metodología de cada juguete, para dirigir de manera más
eficaz el proceso de apropiación por los niños y niñas
de su significación constante.
El niño y la niña han de tener
posibilidades de entrar en contacto por sí mismos con los
juguetes, y tratar por su propio esfuerzo de "descubrir"
su función, pero el educador ha de estar presto a brindar
el nivel de ayuda que se requiera caso de que no sepan, o no puedan,
aprender directamente su función.
Todos los niños y niñas han de
jugar con todos los juguetes, para posibilitar la estimulación
de todas sus inteligencias.
Los niños y las niñas han de
aprender a compartir los juguetes, por lo que la educadora ha de
aplicar los mejores manejos educativos cuando alguno quiera tenerlos
solo para sí. Una buena medida es estimular a los pequeños
a jugar de manera conjunta con un mismo juguete, o disfrutarlo por
un tiempo y luego legarlo a los otros.
Un mismo juguete va a transformar su utilización
en la medida en que se dan las diferentes etapas evolutivas, por
lo que los educadores han de ampliar su rango de uso, conjuntamente
con los cambios que se operan en los niños y las niñas.
Por eso, los juguetes han de guardarse, o intercambiarse con los
otros grupos etarios, y de esta manera se potencia su acción
sobre los diferentes procesos y cualidades psíquicas.
El educador ha de orientar y hacer ver a los
niños y niñas las posibilidades que pude tener cualquier
juguete, y no solamente la de su función evidente.
Los educadores han de crear juguetes artesanales,
utilizando todas las técnicas al alcance y los materiales
de desecho y reciclables, aunque existan posibilidades de su adquisición
industrial. Los niños y niñas pueden cooperar en la
elaboración de los mismos.
Como estas muchas otras cosas pudieran aconsejarse
a los educadores respecto a la utilización de los juguetes,
solamente se han señalado algunas de las más importantes.
Pero no solo a los educadores atañe esta problemática
de los juguetes, también a los padres es aconsejable darles
algunas recomendaciones.