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La Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE) muestra su total disconformidad con los “muestreos” a niños de 5 años
Madrid, 22 de Abril de 2013. El pasado mes de febrero, una carta enviada a colegios de la Comunidad de Madrid, remitida por la inspección, activaba la alarma: el próximo mes de junio algunas escuelas infantiles verán como sus pequeños pasan el primer examen de su vida escolar. La Comunidad de Madrid comprobará de esta manera qué tal les va a sus niños en esto del cálculo, la lectura, la numeración y la escritura porque han detectado que no todos los menores saben leer y escribir cuando llegan a Primaria. El hecho de que un niño llegue a Primaria sin saber leer y escribir forma parte de su maduración. “El proceso de desarrollo de la lectoescritura se produce mientras el desarrollo general del aprendiz lo permite, pues no está al margen de su madurez, de la formación de sus estructuras cognoscitivas y de su desarrollo emocional”. El proceso de aprender a escribir implica una transición por distintas etapas, entre las que podemos encontrar la decodificación, el trazo, la comprensión, la interpretación, la composición y la redacción 2. Demasiadas exigencias para un niño de 5 años. Tras el revuelo causado por esta carta, la Consejería ha reculado negando durante un pleno en la Asamblea de Madrid, que sea una prueba individual a alumnos de 5 años, sino una “evaluación externa a manera de muestreo para determinar el nivel educativo en conjunto”; algo así como la indemnización en diferido de la Secretaría General del PP, Mª Dolores de Cospedal. Eufemismos. Además de confirmar que será un muestreo y no una reválida, se han intentado calmar los ánimos, aclarando que no se darán notas de estas “pruebas diagnóstico” y apoyándose en el hecho de que ya se realizaron pruebas de similares características en 2005 y 2007 por el Ministerio de Educación en diversas Comunidades Autónomas. Sea como fuere, las pruebas se realizarán, se llamen examen, reválida, muestreo, prueba diagnóstica… y las intenciones, presentes o futuras, están encima de la mesa. En los últimos tiempos cada vez son más las pruebas a las que se enfrentan los alumnos para evaluar su nivel. Unas pruebas, que en la mayoría de los casos, no son idóneas para mejorar la calidad de los centros, el sistema educativo o el proceso de aprendizaje y que sólo propician más segregación y competitividad entre los alumnos. Estos muestreos, además de no tener demasiado sentido en una etapa educativa no obligatoria (recordemos que la etapa 0-6 no es de obligado cumplimiento) contraviene la Orden 680/2009, de 19 de febrero, por la que se regula la evaluación en la Educación Infantil para la Comunidad de Madrid, en algunos aspectos como los siguientes: “la evaluación del aprendizaje de los alumnos será responsabilidad del maestro-tutor de cada grupo, quien recogerá la información proporcionada por los otros maestros que trabajen con dicho grupo o atiendan a cada uno de los alumnos en particular” o “la observación directa y sistemática constituirá la técnica principal del proceso de evaluación”. Es decir, las evaluaciones externas no entran dentro de la ley y mucho menos la realización de pruebas a los niños. La portavoz de Educación de IU en la Asamblea de Madrid, Eulalia Vaquero, afirmaba que “hacer una prueba externa a los alumnos de 5 años, para saber si han aprendido a leer, escribir y contar, es una auténtica barbaridad pedagógica”, algo con lo que AMEI-WAECE está totalmente de acuerdo. A lo mencionado anteriormente añadimos la potenciación de las temidas clasificaciones de los centros en “buenos” y “malos”, influyendo en las decisiones de los padres a la hora de llevar a sus hijos a unos colegios u otros. Esto generará una nueva SEGREGACIÓN de alumnos. Los expertos consultados opinan: – Mar Romera, profesora y Presidenta de Apfrato: “No entiendo nada. Cada día entiendo menos. Que yo sepa en España la Educación no es obligatoria en la etapa 0-6 años. ¿Exámenes en una etapa no obligatoria? Quizá no lo he entendido. No son exámenes, debe ser eso; entonces, ¿para qué?, ¿para qué conocer si un niño de 5 años lee o no lee? Cuando tengamos esta información ¿qué vamos a hacer? Pensarlo me da miedo, me da vértigo. ¿Clasificar? ¿Etiquetar? ¿Estereotipar? ¿Marcar para toda la vida la existencia de una persona? No he encontrado la respuesta. La evaluación sin medidas para la mejora no tiene sentido. Imaginemos un diagnóstico sobre infección en un grupo de población. Hacemos las pruebas, ponemos nombre y grado a la infección y después, ¿qué hacemos en consecuencia?, ¿nada?” Lo mismo ocurre con estas pruebas diagnósticas, ¿no van a servir para nada? Sí, sí servirán. Servirán para “dejar claro a las familias a qué escuelas quieren llevar a sus hijos e hijas” pero, esto desemboca en otro problema: “las escuelas de buen nivel no están en mi barrio, estoy en paro –situación demasiado habitual–, al borde de la exclusión social. Pues bien, ante esta situación, tus hijos lo tendrán muy difícil ¡desde los 5 años!” Para terminar, haremos alusión a La Enciclopedia de malos alumnos y rebeldes que llegaron a genios, de Jean-Bernard Pouy, Serge Bloch y Anne Blanchard, donde se nos recuerda que “Einstein fue expulsado de la escuela por no saber leer y fue etiquetado como lerdo”. Todos los niños merecen que respetemos sus tiempos y necesidades de aprendizaje.
– HAN ESTABLECIDO UNA CARRERA CONTRA RELOJ, A TRAVÉS DE UNOS APRENDIZAJES PREMATUROS DE AQUELLOS TEMAS QUE LUEGO SE EVALUARÁN (COMPRENSIÓN LECTORA Y CÁLCULO). – NO IMPORTA EL NIVEL DE MADURACIÓN QUE TENGA EL NIÑO; NO IMPORTA SU EDUCACIÓN EN VALORES, LA EDUCACIÓN BASADA EN EL ESFUERZO Y EL TRABAJO BIEN HECHO, DEL QUE TANTO HABLAN… DE TODO ELLO, NI UNA PALABRA… SI EL NIÑO NO HA ALCANZADO SU MADUREZ, NO IMPORTA. LO QUE IMPORTA ES EL RESULTADO DE PISA. – CABRÍA RECORDAR, QUE SON LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN –NO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA–, Y QUE EDUCACIÓN NO ES MÁS QUE: Desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del niño hasta el máximo de sus posibilidades (articulo 28 de la Convención Universal de los Derechos del Niño) y no aprender a leer o calculo de manera acelerada.
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