Se ha hablado mucho respecto a la selección
de los juguetes de acuerdo con la edad, bien sea la cronológica
o del desarrollo. Sin embargo, las investigaciones demuestran
que esto solo tiene importancia como guía general.
El desarrollo del juego, y consecuentemente del juguete,
es un proceso gradual, siendo su denominador común,
la continuidad. Es decir, cada fase del juego es consecuencia
de la etapa que le precedió, y en la actual, hacia
su final, se van a dar las premisas de la fase posterior.
En este sentido, en una misma etapa hay cuestiones referentes
al estado actual, a lo que ya fue, y a lo que está
por sucederse: determinar entonces que un objeto-juguete
es propio y particular de una sola edad, puede conducir
a graves errores en la educación del niño
y la niña, en el desenvolvimiento de sus juegos,
y en la selección de los juguetes.
Tampoco, por supuesto, puede irse al
extremo de no tomar en consideración la edad para
la elección de los juguetes, pues en alguna medida
cada edad tiene sus correspondientes particularidades
y propiedades que le son típicas y características.
Pero en general es más importante que el juguete
se adapte al nivel mental y al desarrollo de la vida en
sociedad del niño y la niña, que el restringirlo
a una edad cronológica.
No obstante, la edad cronológica
si parece tener una importancia en la consideración
de la estructura del juguete. En los niños y niñas
más pequeños, el buen juguete no tiene que
reproducir exactamente el objeto en cuestión, sino
reflejar en términos generales su función.
Sin embargo, el niño y niña al final de
la etapa infantil se interesan mucho más por los
detalles, y son menos tolerantes con las toscas distorsiones
de la realidad en los materiales que se les proporcionan
para sus juegos.
En síntesis, de acuerdo con el
aumento progresivo de edad el objeto-juguete ha de reflejar
de forma más exacta la realidad, para posibilitar
un mejor desenvolvimiento del juego infantil.
La edad es también un determinante
importante en cuanto a las posibilidades de que el juguete
permita la libre iniciativa y creatividad del niño
y la niña. La mayor equivocación que se
puede hacer en la lección de los juguetes es seleccionar
aquellos que no permiten la variación y no se prestan
a desplegar su habilidad creadora.
Un último aspecto en referencia
con la edad está circunscrito al tamaño
de los juguetes. En las primeras edades los niños
y niñas prefieren los juguetes grandes, de ahí
que, por ejemplo las pelotas que se utilizan con estos
sean más voluminosas que las usadas con los grupos
mayores, lo cual está relacionado con sus posibilidades
motrices e intelectuales. Al niño o niña
también le interesan las reproducciones pequeñas:
automovilitos, zoológicos miniaturas, soldaditos,
que apenas atraen la atención de los más
pequeños.
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